Un Ejército incapaz de defender a su país

La página web de las Fuerzas Armadas Libanesas (www.lebarmy.gov.lb) está congelada desde el 13 de julio. Después de anunciar los enfrentamientos de la víspera en la línea azul (la frontera con Israel), ese día anuncia que "Israel amplía sus ataques aéreos, navales y terrestres". ¿Qué más decir cuando es incapaz de responder a la agresión israelí? Sin misiles antiaéreos, difícilmente pueden defender su país. Pero más allá de la falta de armamento, los militares están bloqueados por la ausencia de consenso político.

Las Fuerzas Armadas Libanesas están integradas por unos 50.000 soldados, en su mayoría pertenecientes al Ejército de Tierra, aunque también dispone de fuerzas aéreas y navales. Entre el 65% y el 70% de sus integrantes son musulmanes chiíes, una proporción muy superior al peso demográfico de esa comunidad (estimado en torno al 40%, a falta de un censo reciente). La mayoría de los chiíes simpatizan con las acciones de Hezbolá. "No hay cristianos que quieran alistarse en el Ejército", asegura un observador maronita que aduce la falta de prestigio que arrastra esa institución desde los años de la guerra civil (1975-1990). Entonces, fue apodado "el gran mudo" por mantenerse al margen de la sucesión de conflictos que fueron oponiendo a las diversas comunidades religiosas que componen el país. "No tenemos Estado ni Ejército", lamenta Sharkis Naoun, columnista del diario An Nahar. "El Ejército está formado por libaneses y los libaneses no estamos unidos ni política ni religiosamente; el Ejército es el vivo reflejo del país", explica. "Por eso, si se le pide al Ejército que haga algo radical, se corre el riesgo de que se divida", añade.

El 85% de su material es de origen estadounidense, pero se limita a 700 transportes blindados M-113, 340 carros de combate, además de algunas piezas de artillería y misiles tierra-aire. El Ejército del Aire carece de aviones y sólo dispone de antiguos helicópteros estadounidenses (30 Bell UH-1H y ocho Robinson). En cuanto a la Armada, cuenta con siete patrulleras de fabricación británica y dos lanchas de desembarco francesas.

En 2004, el Gobierno dedicó 540 millones de dólares (426 millones de euros) a las Fuerzas Armadas, pero con la salida de las tropas sirias en abril del año pasado manifestó su voluntad de modernizar sus equipos, algo que no ha llegado a producirse. En mayo de 2005 el servicio militar pasó de 12 a seis meses con la promesa de suprimirlo en dos años.