Estallido flamenco en los Alpes
Paco de Lucía, Diego el Cigala y Farruquito provocan el delirio en la última sesión del Festival de Montreux
Era la hora de Paco de Lucía, cuya actuación había generado una expectación máxima en Montreux. El genio de la guitarra cerraba el festival. Sábado por la noche, al pie de los Alpes, un público que se acercó al casino con una actitud reverencial hacia el maestro, sin saber que poco después sus educadas maneras quedarían desbordadas por una tormenta de flamenco. El duende se extendió por el escenario, entre el público, por los alrededores en una noche inolvidable, con Paco de Lucía, Diego el Cigala y Farruquito en pleno arrebato: el mejor cierre posible al venerable festival de Montreux.
El silencio con que el casino de Montreux acogió al "maestro de maestros" fue algo cercano a lo religioso. En una sala llena a reventar, Paco de Lucía hizo su entrada con su calma habitual acompañado de su inseparable guitarra. De Lucía comenzó con un extenso solo y sentó cátedra desde el primer compás antes de dar paso a sus "cantaoras": la Tana y Montse Cortés. Comenzaba así un viaje musical en el que el genio de Algeciras iba a recorrer su ya larga carrera a la inversa, comenzando por temas de su reciente disco Cositas Buenas para concluir, pasada ya la medianoche, con el clásico Entre dos aguas. Acompañado a la guitarra por Niño Josele y con la base rítmica de El Piraña a la percusión, Alain Pérez al bajo y Antonio Serrano a los teclados, Paco de Lucía llevó al éxtasis a un público centroeuropeo poco dado a los arrebatos emocionales y las muestras de pasión. Aún así, el maestro andaluz provocó una ovación tras otra mientras se preparaba la sorpresa final detrás de la escena.
El productor Pino Sagliocco comentó minutos antes del inicio del concierto: "atención al final, pues habrá fiesta". Y no fue para menos. La entrada de Diego el Cigala marcaría el tramo final de un concierto excepcional al que se sumaría minutos más tarde el bailaor Farruquito para dar comienzo a uno de esos raros momentos que cada tanto ofrece el Festival de Montreux. Ver a los tres artistas juntos provocó el delirio de un público que tuvo serias dificultades para abandonar la sala una vez acabado el espectáculo, pero los españoles estaban agotados tras dos noches de entrega dado que la del viernes fue la velada estelar de Diego el Cigala y Farruquito.
En dicho concierto, el joven bailaor abrió el fuego con la gracia y pasión que caracterizan su baile acompañando de su primo El Farru y otros miembros de la célebre dinastía flamenca. La segunda mitad de la noche correspondió a Diego el Cigala quien desgranó varios de los temas de su ya clásico disco Lágrimas Negras acompañando de piano, guitarra, percusión y contrabajo ante un público en el que fue fácil notar la presencia de numerosos españoles y latinoamericanos.
Los artistas españoles se mostraron felices del éxito, a pesar del cansancio, y satisfechos de la respuesta de un público rendido a sus pies. El fin de fiesta fue una improvisada jam-session en el Montreux Jazz Café con Farruquito a la batería junto a músicos americanos de blues y jazz.
Apuros económicos
Llegados al final del festival cabe destacar algunos puntos fuertes de esta edición como la presentación de Sting en su faceta más rockera, Black Eyed Peas, Massive Attack, la despedida de Montreux del gran B. B. King o la presentación del grupo Gnarls Barkley. Este dúo americano, que promete convertirse en la revelación 2007, ha sido saludado por los especialistas como "uno de los mejores grupos presentados en Montreux en los últimos 15 años".
Igualmente destacables, aunque en otro nivel, han sido la participación de los míticos Ornette Coleman y Sergio Mendes o la presentación del cantante Morrissey con su nuevo proyecto.
Igualmente, los Gotan Project consiguieron "el mayor lleno del Miles Davis Hall en este año" con su propuesta de tango electrónico de rotundo éxito.
A pesar de que el evento suizo ha superado la barrera de las 100.000 entradas vendidas y ha recibido 250.000 visitantes, no está de más destacar la conferencia de prensa que Claude Nobs, presidente y fundador del festival, diera en la noche del lunes pasado.
En ella hizo un llamamiento a los poderes públicos para que éstos apoyen al festival dado que el futuro del mayor evento de Suiza parece en peligro. Con 12 millones de euros de presupuesto para dos semanas de festival y pérdidas en 2005 cercanas a los 400.000 euros, Montreux necesita una "garantía de déficit" anual cercana a los dos millones de euros de los que debería hacerse cargo la Administración pública.
"Depender de la venta de salchichas a los 70 años es intolerable", dijo un Nobs furioso con la desidia de las autoridades, antes de amenazar con dejar su puesto de no encontrarse soluciones rápidas y eficaces.
Babelia
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