27 fármacos se utilizan como estupefacientes sin finalidad terapéutica
Crece el abuso de medicamentos para lograr efectos parecidos a los de las drogas
Los farmacéuticos han constatado una demanda creciente de 27 medicamentos para ser consumidos en dosis elevadas o combinados con alcohol con el objetivo de obtener efectos parecidos a los de las drogas. Así lo constata el Observatorio de los Medicamentos de Abuso, creado hace un año para conocer el alcance que tiene en Cataluña un fenómeno que se ha impuesto en Estados Unidos, donde el uso de algunos fármacos con el mencionado fin supera ya el consumo de las drogas ilegales.
"Hemos visto que los fármacos que son objeto de un uso desviado son muchos más de los que sospechábamos", admitió ayer Rafael Borràs, director del Observatorio de Medicamentos de Abuso, creado por el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona. En total, son 27 las sustancias o principios activos que se consumen combinados con alcohol o drogas para modular sus efectos, o se ingieren en cantidades superiores a las indicadas para obtener efectos parecidos a los que producen los estupefacientes (alucinación, estimulación o desinhibición), con evidentes riesgos para la salud.
Los primeros datos que arroja el observatorio desde su creación, hace justo un año, se han obtenido mayoritariamente de las más de 200 notificaciones que las oficinas de farmacia le hacen llegar cuando había sospecha de que un cliente solicitaba un medicamento para un uso distinto al terapéutico.
Un considerable porcentaje de estas solicitudes (20,63%) corresponden a un medicamento tan común y aparentemente inofensivo como la codeína, indicada para combatir la tos y los síntomas de la gripe, pero que en dosis elevadas puede provocar alucinaciones, temblores y mareos. Su efecto sedante y su uso continuado pueden generar dependencia, alertó Borràs.
Entre los medicamentos más demandados figuran también el alprazolam (10,32%), un ansiolítico que provoca sedación y que combinado con alcohol puede resultar mortal, y el metilfedinato, indicado para tratar el síndrome de hiperactividad, aunque se usa en ciertos ambientes para obtener efectos estimulantes y alucinógenos, y también como adelgazante. Su abuso puede provocar problemas cardiacos. Otro de los productos farmacéuticos de los que se hace un "uso desviado" es la ketamina, un anestésico veterinario que produce efectos alucinógenos y que en altas dosis puede resultar mortal.
El informe del observatorio revela que dos tipos de fármacos (el anticongestivo seudoefedrina y el piracetam, indicado para problemas circulatorios) se usan para "sintetizar drogas". Su textura, similar a la de la cocaína, permite que se añadan a esta droga para "aumentar su volumen".
El observatorio ha constatado también el consumo de un protector gástrico, el Misoprostol, para lograr en altas dosis un efecto abortivo. El 4,76% de las demandas en farmacia que se notificaron como sospechosas de un uso inadecuado correspondían a este producto, mayoritariamente por parte de mujeres suramericanas. Borràs advirtió del riesgo que este producto entraña para la madre (esterilidad de por vida) o para el feto (malformaciones).
El obervatorio traza el perfil de los usuarios de este tipo de fármacos con fines no terapéuticos: la mayoría son hombres (el 61,67%) y el 42,44% tienen entre 25 y 35 años.
El 26% de los solicitantes han utilizado recetas falsas o han intentado adquirir los fármacos sin la debida prescripción, lo que ha levantado sospechas. Borràs lamentó las facilidades que ofrece Internet. El observatorio ha detectado 150 páginas web sin autorización donde se pueden adquirir todo tipo de medicamentos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.