España pide un debate a fondo en la OTAN sobre la expansión en el sur de Afganistán

España ha pedido una reunión especial del Consejo Atlántico -NAC, el máximo órgano de la OTAN, compuesto por los embajadores de los 26 países aliados- para debatir en profundidad el creciente desafío talibán a los planes de la comunidad internacional para estabilizar Afganistán. Fruto de ese envalentonamiento de los islamistas es la resistencia planteada al despliegue de nuevas tropas en el sur y ataques con material relativamente avanzado como el que el sábado costó la vida a un soldado español. "Estamos hablando de vidas humanas. Es un asunto serio", señalan fuentes diplomáticas españolas.

La situación en Afganistán, el mayor empeño de la OTAN en su nueva misión de agente de estabilización en cualquier parte del mundo, dominará las conversaciones que hoy mantendrá en Madrid el secretario general de la Alianza, Jaap De Hoop Scheffer, con José Luis Rodríguez Zapatero y con el ministro de Defensa, José Antonio Alonso.

España está plenamente comprometida con la normalización de Afganistán y así lo reconoce el secretario general, que hoy presentará sus condolencias a las autoridades españolas por la muerte del soldado Hernández Seminario, unos de los alrededor de 700 militares españoles desplazados a aquel país. Pero España también ve con preocupación, al igual que otros aliados, cómo los acontecimientos no están evolucionando en Afganistán de la forma prevista sobre el papel. El propio servicio secreto británico aventura que los ataques de las últimas semanas pueden ser el preludio de un mayor esfuerzo bélico talibán.

En la reunión de la semana pasada del NAC, el embajador español, Pablo Benavides, solicitó a sus colegas un debate específico sobre la situación y, en particular, sobre las condiciones de la expansión de ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, regida por la OTAN) hacia el sur del país, cuyo control tienen previsto asumir los aliados a partir del 1 de agosto.

Hasta ahora, ISAF ha actuado en el norte y en el oeste, además de en Kabul. Son sus planes de entrada en el sur, donde está previsto el despliegue de unos 8.000 hombres (con Reino Unido, Canadá, Holanda y Rumanía como principales contribuyentes), lo que ha catalizado la reacción de los talibanes, acostumbrados a operar sin grandes obstáculos en la región. A esas respuestas se deben los ataques a las fuerzas expedicionarias que ya están preparando el terreno para el pleno despliegue aliado y acciones en otras zonas, como las que costó la vida al soldado español.

Cuatro puntos

España considera que este debate en el NAC debe realizarse antes de fin de mes y propone una agenda con cuatro puntos: Debatir la cuestión de la seguridad y si hay que hacer más (el ministro de Defensa británico tiene previsto anunciar hoy en los Comunes el refuerzo de su contingente, que ha sufrido seis bajas en tres semanas, con fuerzas especiales); potenciar la cooperación para el desarrollo y la reconstrucción, para que los afganos vean que la presencia militar redunda en mejoras en su calidad de vida; analizar las flagrantes deficiencias de la Administración de Hamid Karzai, cuya pasividad y desacertadas decisiones, no sólo han decepcionado a los propios afganos, sino a sus valedores occidentales, y buscar medios para que haya una mayor coordinación de los esfuerzos entre la OTAN, la Unión Europea y Naciones Unidas.

Sobre este asunto tendrá ocasión de tratar De Hoop Scheffer con sus interlocutores españoles en La Moncloa y en el Ministerio de Defensa. La reunión prevista con Zapatero será inusualmente larga, en torno a las tres horas, si bien la entrevista restringida del presidente del Gobierno con el secretario general está previsto que dure una hora. El resto del tiempo lo consumirán una ocasión social y un almuerzo con representantes de Exteriores y Defensa.