Evo Morales deberá pactar con la oposición la nueva Constitución de Bolivia

La refundación que Evo Morales tiene planeada para Bolivia se ha encontrado con su primer contratiempo importante después de que en las elecciones a la Asamblea Constituyente celebradas el pasado domingo, su formación, el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuviera la victoria, pero quedara muy lejos de la mayoría de dos tercios necesarios para aprobar su controvertido proyecto sin oposición. Aunque logró la mayoría absoluta, con 134 de 255 escaños y el 53% de los votos, el presidente boliviano no tendrá más remedio que pactar con la oposición si quiere sacar adelante la nueva Constitución.

"El MAS ha ganado por triple partida. Tenemos la mayoría absoluta en la Constituyente, el pueblo ha dicho no a las autonomías y es el único partido que tiene presencia a nivel nacional". Como si se tratara de un político ya veterano, el presidente boliviano desgranaba en la noche del domingo (madrugada de ayer en España) durante un discurso televisado en directo, los argumentos que le permiten presentar como una rotunda victoria unos resultados que han quedado muy por debajo de lo esperado por sus seguidores.

La ironía es que Morales ha utilizado en estas elecciones una técnica del neoliberalismo que critica y ha sido víctima de ella. Al igual que algunas empresas que anuncian previsiones de grandes beneficios, y cuando éstos son menores de lo esperado son interpretados negativamente, aunque objetivamente sean buenos, Morales y su equipo vaticinaron una victoria arrasadora en las elecciones del domingo. El listón fue situado por los propios dirigentes del MAS en 177 escaños de los 255 en liza.

Finalmente, el MAS ha obtenido 134 escaños y un 53% de los votos, un resultado notable que no sólo le otorga la mayoría absoluta en la nueva Cámara sino que además confirma que Morales no ha sufrido desgaste, pero queda muy lejos de lo esperado. Y además fuerza al MAS a dialogar con la oposición, algo que ha caracterizado la labor del Gobierno boliviano durante estos meses.

En su intervención, Morales volvió a apelar al caballo de batalla de los recursos naturales y lo vinculó a los resultados. "Con esto se consolida totalmente la nacionalización de los hidrocarburos y el fin del Gobierno neoliberal de Bolivia", aseguró el mandatario desde su residencia del Palacio de San Jorge, mientras fuera unas 300 personas portando carteles del Che Guevara jaleaban al MAS.

Posiciones diferentes

Las elecciones han dado alas a los partidos de la oposición boliviana, que a pesar de haber salido ampliamente derrotados, ven su oportunidad en la necesidad de pactos para sacar adelante la Constitución, y son conscientes de que si el MAS hubiera dispuesto de dos tercios en el Congreso constituyente, habrían quedado prácticamente borrados del mapa político. El líder de Poder Democrático y Social (PODEMOS) el ex presidente Jorge Tuto Quiroga, cuya formación es la segunda con 64 escaños y un 25% de los votos, expresó ayer satisfacción por la necesidad de pactos para redactar la Constitución. "Eso es bueno porque obliga a ponernos de acuerdo. Tenemos posiciones diferentes y estamos dispuestos a persuadir y ser persuadidos entre bolivianos".

Al igual que Morales, Quiroga también aprovechó para esgrimir su argumento principal de campaña, que en su caso es la cada vez mayor presencia venezolana en Bolivia. "Lo que no vamos a aceptar es que de afuera vengan propuestas", advirtió, y añadió que la televisión pública había dedicado durante la campaña 15 horas al presidente venezolano, Hugo Chávez, mientras que los candidatos de PODEMOS no habían gozado "ni de un minuto".

La votación, en vez de aclarar el panorama político, deja mayor incertidumbre sobre cómo será la nueva Bolivia pilotada por el primer presidente indígena de su historia. Algunas voces, como la del historiador Alexis Pérez, se muestran pesimistas, y advierten de que los resultados de ayer pueden generar un vacío de poder "inminente" en Bolivia. Para Pérez, el error de Morales ha sido encauzar los cambios en el país a través de una Asamblea Constituyente que, a la vista de los resultados, refleja la división que vive el país con una clase media "que ha comenzado a distanciarse" del presidente.