Sting ofrece en Hoyo del Espino el primer recital de 'Músicos en la naturaleza'
A sus 54 años, Sting muestra un rock maduro, con fuerza pero suave, y con seguidores fieles y homogéneos que, llegados de toda España, se dieron cita en una pradera rodeada de pinares de la Sierra de Gredos para escuchar con un sonido impecable a quien los ha acompañado con su música desde hace décadas. Más de 11.000 personas se emocionaron el sábado por la noche siguiendo sus canciones en algo más de una hora y media que para algunos supo a poco, pero a otros no, sabiendo que era sólo una de los paradas que la gira Broken music tour hizo en España.
La Junta de Castilla y León inauguró así un ciclo denominado Músicos en la naturaleza, del que no se sabe cuándo y dónde tendrá continuidad y se adivina que sin figuras de tal nivel, aunque tras el cambio la Consejería de Medio Ambiente ya sabe que los ecologistas estarán ojo avizor para próximas ocasiones tras la polémica que obligó a cambiar de ubicación el concierto de un ecologista practicante para sacarlo del Parque Regional de la Sierra de Gredos y trasladarlo sólo a medio kilómetro del lugar original (en los propios límites). Finalmente, no hubo problemas en la zona, donde se habilitaron más de 5.000 plazas de aparcamiento y se dispusieron 60 autobuses que trasladaron a los asistentes hasta este lugar, situado en la carretera que sube a la Plataforma de Gredos, en Hoyos del Espino.
Sting encandiló al público que, entregado, tarareó sus conocidas canciones sin tregua desde que -británico puntual- apareció en el escenario a los sones del legendario Message in a bottle y de Synchronicity, para alternar temas de su antigua banda, The Police, y de su trayectoria en solitario, como Englishman in New York y Shape of my heart, que dieron pie al público para moverse y recordar.
Con Fields of gold llegó uno de los momentos que sus fans recordarán -guitarra acústica incluida- y con A day in the life el sonido de los Beatles. Sobrio y escueto, como el escenario, en If you love somebody set them free se animó a decir "cantar conmigo", poco antes de entonar una amplia versión del mítico Roxanne con la que se despidió de quienes habían pagado la entrada, pero también de los que, desde fuera del recinto, pudieron ver el recital desde un pinar a modo de tribuna.
Regaló dos bises tras ser aclamado. Ofreció cuatro temas, entre ellos el conocidísimo Every breath you take, para terminar con How fragile we are, how fragile we are, de Fragile. Para interpretar su repertorio, el británico se acompaña de una pequeña, pero efectiva, banda: las guitarras de Dominic Miller y Lyle Workman (ex Beck y Farnk Black) y la potente batería de Abe Laborel Jr. (ex Paul McCartney).
El británico llegó al helipuerto situado a escasos metros del lugar del concierto justo a tiempo para poder ver la derrota de Inglaterra frente a Portugal del Mundial de fútbol en compañía de músicos, técnicos y miembros del grupo telonero. Ellos fueron los rockeros Fiction Plane, liderados por Joe Sumner, hijo de Sting, que cuando subió al escenario, poco antes de las 21.30, se encontró con el aforo de la pradera todavía a la mitad. Medio millar de personas, entre Guardia Civil, Protección Civil, seguridad privada y medios contra incendios, velaron por una noche musical en un escenario en el que a las pocas horas ya se trabajaba para que la zona quedase impoluta.
Babelia
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