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Reportaje:Degradación en el centro

Cómo recuperar nuestra plaza

Expertos, asociaciones y políticos creen que favorecer la vida vecinal es clave para evitar el deterioro de Soledad Torres Acosta

La vida de barrio es algo parecido a un ecosistema: un complejo equilibrio en el que se comparte espacio y relaciones, lo que acaba protegiendo al conjunto. Cuando el equilibrio se rompe, algunos actores quedan en situación vulnerable y son desplazados por otros. En la naturaleza, el resultado es la extinción de especies y el empobrecimiento del ecosistema. En la ciudad, donde los más vulnerables son los niños que juegan en la plaza o las personas mayores que van a comprar el pan, el resultado es la degradación del espacio urbano.

"El espacio más seguro es el más utilizado por más gente y de una forma heterogénea", explica Carlos Llés, profesor de Sociología Urbana de la Universidad Carlos III. "La vida de barrio es segura, porque en ella actúan a la vez familias, comerciantes y trabajadores. Todos resuelven en el espacio sus necesidades y lo hacen de forma equilibrada, es decir, permiten y contribuyen a que los demás también puedan hacerlo", añade Fernando Roig, catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid.

"El espacio más seguro es el que usa más gente y para usos distintos", afirma un experto
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"Cuando el equilibrio se rompe", sigue Llés, "se inicia una espiral en la que algunos se apropian del espacio y otros se sienten expulsados de él. El ambiente se vuelve inseguro y genera abandono, lo que atrae a algunos sectores y actividades que refuerzan el proceso de degradación".

Apenas se ven niños jugando en la zona infantil de la plaza de Soledad Torres Acosta. Y al atardecer resulta difícil ver vecinas pasear y tomar el fresco. El espacio, denuncian los vecinos, ha sido tomado por indigentes, vendedores y consumidores de droga, y prostitutas. "No puede ser que se haya prohibido el botellón en toda la ciudad y aquí se permita a 20 alcohólicos juntarse a beber y dormir en la plaza", se queja Isabel Fernández, presidenta de la asociación de vecinos del barrio. La vida de barrio lucha por sobrevivir en un ambiente que percibe cada vez más hostil.

Gobierno municipal, partidos, expertos y vecinos coinciden en señalar que los problemas de convivencia acechan a la plaza de Soledad Torres Acosta.

Los vecinos los atribuyen "a la falta de recursos y de equipamientos, que no hay ninguno en el entorno de la plaza", afirma José María Alonso.

Roig y Llés coinciden en que en la plaza se está produciendo un conflicto entre comportamientos y actividades económicas. "Si el Ayuntamiento no interviene, las actividades económicas más agresivas para el entorno, las legales e ilegales, como los bares de noche, el comercio del sexo y el de drogas, colisionan con la vida de los vecinos y se produce el conflicto. El resultado es casi siempre el mismo: el más vulnerable, el vecino, se ve expulsado". "Al Ayuntamiento hay que exigirle que intervenga, porque la lógica del mercado alentada por políticas neoliberales sigue sus propios intereses, que tienden a depredar el espacio y son contrarios a la vida de barrio", coinciden los dos expertos.

PSOE e IU también critican "el abandono" al que, creen, el Ayuntamiento ha sometido la plaza y coinciden en que, a corto plazo, el centro necesita más limpieza y seguridad para que los vecinos puedan recuperar un espacio que les ha sido arrebatado. A medio y largo plazo, además, todos coinciden en que es necesario un abanico de medidas que dote al barrio de los equipamientos que necesita y atienda a los toxicómanos, indigentes y prostitutas que han tomado la plaza. El PSOE ha bautizado este paquete de medidas como Plan Integral para el Distrito Centro. IU lo ha denominado Comisión de Convivencia, un instrumento que sirva para coordinar todas las políticas en la zona.

"Es lógico que los vecinos pidan más seguridad y limpieza", afirma el urbanista Fernando Roig. "Es el primer paso para que puedan recuperar el espacio y percibir cierta normalidad. Pero también es cierto que sólo con estas medidas no se soluciona el problema, sino que se desplaza a otras zonas de la ciudad", añade.

El concejal de Seguridad, Pedro Calvo, propuso el pasado viernes nuevas medidas legales que permitan a la policía retirar a los indigentes de la vía pública. Oposición y vecinos la rechazan por considerar que sólo es un parche a corto plazo, que no evita que la degradación se reproduzca. "Que no se equivoquen. No queremos una cruzada contra los mendigos", afirmó Isabel Fernández.

El Ayuntamiento alega, y en eso están de acuerdo todas las fuentes, que "no hay soluciones mágicas" y aunque ha avanzado algunas medidas, como mayor seguridad y la reforma urbanística de la plaza para evitar diseños que favorezcan la marginalidad, aún no ha concretado nada.

La Delegación del Gobierno, por su parte, se defiende a las demandas de mayor seguridad contestando que ésta no es la única solución. "Sí, podemos poner más policías, pero los agentes no resolverán el problema si no se ponen en marcha otras políticas: más servicios y más integración social", explica un portavoz.

Para Isabel Rodríguez las soluciones son cuatro: policía, limpieza, reforma urbanística y Samur Social para indigentes y toxicómanos. Fernando Roig coincide en esta línea: "Para favorecer la vida de barrio lo primero que hay que hacer es mimar al vecino y pequeño comercio. Al vecino se le fija en el barrio favoreciendo las políticas de rehabilitación de vivienda y ofreciéndole los servicios que le faltan para que reconquiste el espacio".

"También hay que atender los problemas de exclusión tendiendo a la integración de las personas, no dejarlas malvivir en la calle. Y por último, el Ayuntamiento debe promover actividades, económicas y culturales, que rompan el dominio de la vida nocturna y el comercio de droga y sexo", concluye.

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