Miseria bajo el esplendor colonial
El descubrimiento de un archivo fotográfico ilustra la vida de los trabajadores indígenas y de los colonos en Katanga
La colonización belga del Congo, que empezó en 1885, fue de las peores del siglo XX. Joseph Conrad, Mark Twain o, más recientemente, Adam Hochschild han descrito sus horrores, sobre todo en sus primeros 23 años -con un saldo de cientos de miles de muertos y acaso hasta millones-, cuando aún pertenecía al rey Leopoldo II y no al Estado belga.
Decenas de miles de fotografías de la colonización en Katanga, la provincia más rica en yacimientos mineros, están aflorando. Son instantáneas tomadas por las compañías europeas, empezando por la belga Union Minière du Haut Katanga (UMHK), perteneciente a la Société Générale, que controlaba el 70% de la economía de la colonia.
Las fotografías ilustran la vida de los indígenas de Katanga o de zonas aledañas, que acudían a trabajar en las minas, tratados con frecuencia, pero no siempre, como animales de carga. También revelan detalles inéditos sobre el modo de vida de los blancos.
Los 12.000 empleados de la empresa pública Gécamines cobran irregularmente. Para redondear sus sueldos malvenden las instantáneas, propiedad de la compañía
El fondo documental descubierto contiene miles de fotografías tomadas por las compañías europeas de sus trabajadores indígenas y de sus ejecutivos blancos
Nacionalizada en 1966, seis años después de la independencia, la UMHK se convirtió en Gécamines, pero la corrupción de los diversos presidentes congoleños, que se adueñaron de sus recursos, provocó su quiebra. Sus 12.000 empleados cobran esporádicamente. Para redondear sus ingresos malvenden su patrimonio, empezando por las fotografías.
Hubert Maheux, director del Espacio Francófono de Lubumbashi, la capital de Katanga, ha rescatado de ese fondo miles de instantáneas y algún corto rodado en ciudades como Likasi, Kolwesi o Kipushi. Se dispone además a recuperar el archivo que aún permanece en la sede de Gécamines.
"Todo este material era desconocido por todos los historiadores que han trabajado sobre esta conflictiva región", explica Maheux. "Es un fondo documental sin parangón en África", añade.
La compra de estos clichés por el Espacio Francófono ha sido posible gracias a una donación de Georges Forrest, un industrial belga nacido en Katanga y que mantiene negocios en la región.
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