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Reportaje:

Presidios del horror en Malta

Una comisión del Parlamento Europeo denuncia las terribles condiciones de los centros de detención de inmigrantes de la isla

El centro Safi "está rodeado de rejas y tiene todas las características de una cárcel". En cada cuarto "duermen hasta 20 personas en absoluta promiscuidad". "Una reja cierra cada planta". "Las camas no tienen sábanas y los colchones están sucios y destripados". "Las condiciones de higiene son intolerables".

El que hace esta descripción del centro Safi de detención administrativa de inmigrantes en Malta no es una ONG combativa de derechos humanos, es una delegación de la Comisión de Libertades Civiles y Justicia del Parlamento Europeo integrada por nueve eurodiputados.

Desde finales del año pasado esta comisión ha ido recorriendo centros de acogida o detención de inmigrantes clandestinos en el sur de la Unión Europea. Redacta después informes describiendo la situación al tiempo que formula recomendaciones.

"Resulta difícil de creer que pueda existir una situación tan espantosa en la UE"

"En Malta están, con mucha diferencia, los peores de todos", afirma el francés Patrick Gaubert, miembro del Partido Popular Europeo, que ha formado parte de casi todas las misiones. "Resulta difícil de creer que pueda existir una situación tan espantosa en un territorio de la Unión Europea", añade.

Las que salen mejor paradas de las instituciones visitadas son, por su comodidad y el trato dispensado, los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta y Melilla. En un segundo lugar figuran los dos Centros de Retención Administrativa de París y después el Centro de Permanencia Temporal de Lampedusa, una isla italiana entre Sicilia y Túnez.

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El mes próximo la comisión parlamentaria dará a conocer su informe sobre los centros de las islas Canarias, que visitó a finales de mayo cuando la llegada de cayucos procedentes de África Occidental alcanzó su mayor número. "Le puedo anticipar que no será polémico", explica Gaubert durante una conversación telefónica. "Todo lo que vimos nos pareció muy digno", precisa el eurodiputado francés que dirigió la misión en el archipiélago.

A diferencia de los CETI españoles, los seis centros cerrados de Malta -la mitad regentados por el Ejército- están vetados a la prensa. Para contar lo que allí sucede hay que recurrir al informe parlamentario o a las dos ONG que acceden a los 1.017 inmigrantes que había en primavera. Ahora son unos 200 menos.

Dos pancartas improvisadas con las que fue recibido el grupo de eurodiputados en el centro maltés de Hal Far resumen la situación que viven: "No somos criminales, somos animales" y "Dios juzgará a Malta por lo que hace a los inmigrantes", habían escrito en ellas.

"Los inmigrantes disponen de una hora al día para tomar el aire si no hay problemas en el centro" de Safi, señala el informe. "En caso contrario, la salida se anula. Las duchas no funcionan. No hay agua caliente. Los aseos no tienen puertas y se hallan en un estado de degradación total. La basura se acumula en todas partes".

"Los detenidos", prosigue, "reciben la comida en las habitaciones". "Mostraron a la delegación grandes recipientes de plástico en los que, según afirmaron, deben comer todos juntos sin cubiertos ni platos". La alimentación es "siempre la misma (arroz, patatas y espaguetis) y de muy mala calidad".

Carecen de "cuidados médicos adecuados". Las visitas de los facultativos son "insuficientes y muy breves", los medicamentos que se les proporcionan suelen estar caducados. Buena parte de las enfermedades se tratan con Panadol, un leve analgésico. "Quienes sufrían enfermedades graves debían dormir junto a los demás". "Las mujeres no reciben compresas".

Nada extraño, por tanto, que la comisión parlamentaria haya encontrado a los inmigrantes "agotados por las condiciones de vida, la duración del periodo de detención y el hastío ligado a la inactividad", porque "sólo se les permite jugar al fútbol en raras ocasiones" y no pueden recibir libros, papel o lápices.

Hasta el año pasado la retención administrativa del inmigrante irregular apresado era indefinida y algunos han pasado hasta cinco años detrás de las rejas.

En 2005 se redujo a un máximo de 18 meses, un periodo tras el cual son trasladados a centros abiertos, pero, señala el informe, "la liberación no es automática y, con frecuencia, transcurren varios meses antes de que se produzca", sobre todo si el inmigrante se resiste a entrevistarse con el cónsul de su país.

"Después de las visitas de esta delegación europea ha habido pequeñas mejoras", subraya Paul Pace, director en funciones del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados, la única asociación que, junto con Cruz Roja, trabaja en los centros. "Ahora, por ejemplo, los inmigrantes reciben cubiertos de plástico para comer". "Pero persisten otras graves deficiencias como la tardanza en poder acceder a un médico". "Por sorprendente que parezca, se vive mejor en una cárcel maltesa que en uno de estos centros".

"Los que por fin logran salir tampoco pueden tener una existencia digna", recalca Katrine Camilleri, abogada de la ONG de los jesuitas. "En la mayoría de los casos -en 2005 el 96,8% de las solicitudes presentadas- se rechaza su petición. No pueden salir del país ni ocupar un empleo. Se les condena a mendigar".

"Me temo que la situación no se corregirá mucho", prosigue Pace, que el jueves presidió una rueda de prensa conjunta de ocho ONG locales para denunciar la política migratoria. "Sobre esta materia hay consenso entre los dos grandes partidos

[nacionalista y laborista] y la opinión pública tampoco presiona para que se actúe de otra manera". "Las autoridades infunden el miedo al inmigrante cuando, por ejemplo, los conducen esposados al hospital".

La ministra maltesa de Asuntos Sociales, Dolores Cristina, reconoció, en su reunión con la delegación parlamentaria, "el deplorable aumento de las manifestaciones racistas de la población".

El año pasado 1.822 inmigrantes clandestinos llegaron a Malta, un país de 400.000 habitantes, y entre 600 y 700 más perecieron en el mar, según estimaciones públicas del ministro de Interior, Tonio Borg. El impacto es proporcionalmente equivalente al desembarco de 196.000 inmigrantes en una España 107 veces más poblada que la isla mediterránea o a 2,9 millones en una España 1.595 veces más extensa.

Aunque este año disminuye ligeramente, el fenómeno crea alarma social. Nada de extrañar que Borg apremie a la UE para que lleve a cabo "una política de reparto de cargas" como el Gobierno español lo hace en Canarias.

Inmigrantes en un campo de detención del Ejército, en Malta.
Inmigrantes en un campo de detención del Ejército, en Malta.REUTERS

Lampedusa: "Las autoridades no fueron lo bastante transparentes"

La estancia del grupo de eurodiputados en el Centro de Permanencia Temporal de Lampedusa, la isla donde llegan en barco inmigrantes que han zarpado de Libia, estuvo salpicada de roces con las autoridades italianas, que se mostraron reacias a facilitar su labor.

En el centro, con 186 plazas y por el que pasaron 10.497 personas en 2004, había ese día tan sólo 11 inmigrantes. "Sorprendidos", los parlamentarios solicitaron examinar el registro de entradas y salidas, pero les resultó imposible consultarlo, así como acceder a los decretos de expulsión.

Los vecinos de Lampedusa indicaron después a los eurodiputados que "durante los días anteriores a la visita de la delegación habían percibido un incremento excepcional del tráfico de aviones militares".

La segunda sorpresa fue que los responsables del centro indicaron que la mayoría de los inmigrantes son egipcios, cuando en la vecina Malta proceden del Cuerno de África. A los que no solicitan el asilo -la gran mayoría- se les envía inmediatamente en avión a Libia. Por eso la estancia media no dura más de cinco días.

En cuanto a las comodidades, "en las camas no había sábanas". "Tampoco había vidrios en las ventanas". "Retretes y duchas no tienen puertas". "Las duchas y los lavabos se surten de agua salada del mar". "No hay medicamentos a la vista".

Mesnil-Amelot y París: "Es necesario cerrar urgentemente los calabozos"

En el mismo París hay dos Centros de Retención Administrativa (CRA), como se denominan en Francia, que fueron visitados por el grupo de eurodiputados. El de Mesnil-Amelot, pegado al aeropuerto de Charles de Gaulle, "es aceptable". Vigilado por la Gendarmería, dispone de 156 plazas y está rodeado por alambre de espino. "Los edificios se cierran de noche y la cercanía del aeropuerto origina molestias de contaminación".

Los calabozos del Palacio de Justicia, en pleno centro, conforman otro CRA con 96 plazas. "El lugar es siniestro y sombrío y, al no tener ventanas, se encuentra privado de luz y aire", escribe el diputado popular Agustín Díaz de Mera. "Las condiciones de vida en los calabozos son deplorables, los espacios reducidos, el aire irrespirable", prosigue.

Este CRA, en el que los inmigrantes permanecen unos 12 días, "se asemeja a una prisión en la que las puertas de las celdas estuviesen abiertas". "Las condiciones de vida, incluidas las de los gendarmes, son, desde un punto de vista psicológico, difíciles de soportar".

Los calabozos destinados a los hombres deberían ser cerrados este mes y sus 62 ocupantes trasladados a un nuevo centro en Vincennes. Las 34 plazas para mujeres permanecerán, en cambio, abiertas. La Eurocámara pidió a las autoridades, inmersas en la renovación de las 1.700 plazas de los CRA de Francia, que clausuren todos los calabozos.

Ceuta y Melilla: "Las condiciones eran muy buenas"

Los 17 eurodiputados que recorrieron los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta y de Melilla, con 992 plazas, no tuvieron dudas: "La gestión y las condiciones de vida en los CETI eran muy buenas". Ambos centros, gestionados por el Ministerio de Asuntos Sociales, "proporcionan una buena cobertura de las necesidades básicas de los emigrantes, incluido el alojamiento, la atención sanitaria, la educación y la asistencia jurídica". "Se organizan (...) actividades informativas relativas a la situación jurídica y social de los residentes, así como actividades deportivas y de entretenimiento".

La principal duda de la delegación parlamentaria fue sobre "la situación jurídica de los emigrantes descubiertos en el territorio situado entre las dos vallas".

Pidió aclaraciones al Gobierno español. Pese a que pertenece a España, la Guardia Civil facilita la entrada a las fuerzas de seguridad marroquíes para que apresen y se lleven a los inmigrantes atrapados entre las dos verjas.

La Eurocámara dará a conocer en julio su informe sobre Canarias, pero Patrick Gaubert, que encabezó la misión que viajó al archipiélago, asegura que "estará en línea con el de Ceuta y Melilla". "Preguntamos a los inmigrantes qué necesitan y nos respondieron que querían televisores para ver el Mundial", recuerda. Los eurodiputados se los regalaron.

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