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Sexo seguro también en verano

Las infecciones de transmisión sexual se disparan en verano. La ociosidad de las vacaciones y las altas temperaturas favorecen la promiscuidad en los contactos sexuales. No relajarse respecto al uso de precauciones, como la utilización de preservativos, y realizar revisiones periódicas son la mejor manera de prevenirlas

Han existido toda la vida y en todos los países del mundo, sean prósperos o subdesarrollados. No hacen, por tanto, distingos entre razas, región geográfica o extracción social. Aunque la prevalencia de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) varía según las estaciones del año y las diferentes costumbres que éstas imponen, el verano representa el mejor caldo de cultivo. Venus y Eros imponen su tributo mediante infecciones que a menudo son asintomáticas y se van pasando de pareja en pareja.

A pesar de que se pueden dar en cualquier tipo de pareja, los procesos infecciosos que se transmiten sexualmente no tienen como única vía de contagio la relación carnal. A veces, el microorganismo se contrae a través de cualquier otro contacto superficial en piscinas, playas, saunas, gimnasios o compartiendo ropas infectadas, como toallas o sábanas.

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La epidemiología de estos procesos ha cambiado notablemente en España en los últimos años. Así, las clásicas enfermedades venéreas, como la sífilis y la gonorrea, que habían disminuido en los noventa, han vuelto a incrementarse en los últimos tres o cuatro años, especialmente entre la población homosexual masculina, mientras las infecciones por la bacteria Chlamydia, que a menudo son asintomáticas y cuyo portador va diseminando la infección sin ser consciente de ello, siguen aumentando en número de casos. Este esquema es ahora el más característico de los países desarrollados.

Muchas de ellas se detectan a menudo en las revisiones ginecológicas anuales. Sin embargo, no todas las citologías ginecológicas incluyen el diagnóstico de esta bacteria, según advierte el doctor Juan Ballesteros, especialista en este grupo de patologías del Centro Sandoval de Madrid. Esta institución, dependiente de la comunidad autónoma y exclusivamente dedicada a las infecciones de transmisión sexual, es gratuita, sin cita previa para una primera consulta y con absolutas garantías de confidencialidad y anonimato (teléfono de información 914 45 25 62).

"En teoría, la citología debería ser una prueba sugestiva de infección por Chlamydia para, en esos casos, pasar a otras pruebas de laboratorio específicas para confirmar el diagnóstico. Así se evitaría el acceso de la infección al tramo ginecológico superior y, con ello, la aparición de la llamada enfermedad inflamatoria pélvica", afirma. Advierte además que un proceso bacteriano de estas características no diagnosticado o recurrente por un tratamiento inadecuado puede acabar produciendo esterilidad, tanto en la mujer como en el hombre infectados.

"Es penoso llegar a esos extremos", se lamenta el doctor Ballesteros, "cuando desde hace unos años disponemos de un arma tan eficaz como el antibiótico azitromicina, que erradica la infección con una sola toma. La dosis única ha supuesto un gran avance, pues tradicionalmente los tratamientos duraban como mínimo una semana y era frecuente observar que al quinto día el paciente los abandonaba, en la confianza de que ya estaba bien, para luego volver a recaer".

La enfermedad inflamatoria pélvica es la complicación más grave de todos estos cuadros bacterianos en la mujer, y sus puertas de entrada suelen ser las infecciones por bacterias, casi siempre por Chlamydia, en la vagina (vaginitis) y en el cuello del útero (cervicitis).

Sus secuelas más graves son la esterilidad, el embarazo ectópico o extrauterino y el dolor abdominal crónico. Para este último caso, a veces el único tratamiento es una histerectomía total (extirpación de útero y ovarios).

Sexo sí, pero seguro. El empleo del preservativo y evitar la promiscuidad son las mejores armas para practicar un sexo seguro. La higiene íntima personal no ofrece ninguna garantía, según los expertos, que además aseguran que uno de los principales grupos de riesgo más preocupantes actualmente en España son los adolescentes y jóvenes de 15 a 20 años.

Para el doctor Ballesteros, tras la epidemia de terror del sida, se han relajado en determinados grupos poblacionales ciertas precauciones para evitar las infecciones de transmisión sexual. "No basta sólo con campañas de prevención", añade. "Es necesaria una educación sanitaria continuada, que se inicie durante la adolescencia en los colegios; concienciar a las mujeres de la gran importancia de realizar revisiones ginecológicas periódicas, e intentar acceder con planes específicos a los grupos de población más expuestos, esencialmente a varones de 30 a 45 años".

La prevención de estas infecciones se justifica, entre otras razones, por su relación con ciertos tipos de cáncer. El virus del papiloma produce la más frecuente de todas las causadas por proceso vírico. Le siguen a gran distancia las generadas por el virus herpes, el de la hepatitis B y el del sida.

El virus del papiloma, que también se puede contraer por otras vías, además de la sexual (compartir ropas o útiles de aseo íntimo), puede permanecer asintomático o expresarse con pequeñas verrugas (condilomas). Según el doctor José Antonio Vidart, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital Clínico San Carlos de Madrid, el riesgo más grave es su estrecha relación con el cáncer de útero, sobre todo las cepas 16, 18, 31 y 33. En el hombre también puede causar cáncer de pene y recto.

"Si se diagnostica a tiempo", explica el doctor Vidart, "existe un buen tratamiento mediante extirpación de la lesión local, puesto que no pasa a la sangre. Creemos que en un breve tiempo dispondremos de una vacuna muy eficaz contra las cepas más peligrosas".

Cortar la cadena epidemiológica

Los expertos insisten en que, tras un diagnóstico de ETS en hombre o mujer, se debería estudiar a la pareja sexual del paciente e informar adecuadamente, según cada uno de los casos. Es la mejor manera de cortar la cadena epidemiológica. Aunque los especialistas admiten que las precauciones adoptadas sexualmente contra la transmisión del sida han logrado durante algún tiempo cierta regresión en las enfermedades de transmisión sexual, concluyen que aparentemente se han reducido las producidas por bacterias y se han estabilizado, o incluso aumentado ligeramente, las de origen vírico. Ante esta situación, la mejor actitud es seguir sus consejos. En el caso de las mujeres, consultar al médico ante la aparición de cualquier lesión o verruga en la zona ano-genital, prurito o picor vaginal, flujo anormal o dolor abdominal, además de hacerse las revisiones periódicas correspondientes. En los varones alertan sobre prurito uretral y supuraciones por el pene.

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