El pop independiente español compite con Paul Weller
Al extremeño Gekco Tuner y a la banda onubense Cultura Probase les tocó la ingrata tarea de abrir ayer por la tarde la segunda, y última, jornada de Metro Rock, el festival que se ha celebrado este fin de semana en el parque Juan Carlos I de Madrid. Cada uno a un extremo del parque, dejándose la piel y en sendos escenarios separados por más de 1.200 pasos, las dos formaciones ejercieron como una especie de nuevos flautistas de Hamelin. En el escenario más pequeño, donde estos dos días se han bregado los artistas más o menos de nuevo cuño que el festival presenta como propuestas emergentes, Cultura Probase se debatía entre hacer que la gente bailara al son de su rock aguerrido que se arrima a la electrónica, o en poner en valor el poder de su cantante, Rocío, cuya exuberante presencia iguala su talento artístico.
En el escenario más grande, por donde han pasado lo que el festival propone como estrellas consagradas, Gekco Turner hacía valer su jugosa apuesta por juntar los ritmos del mundo en una canción. El extremeño anda por los escenarios de España con su Chandalismo ilustrado a cuestas, un disco que le ha confirmado como una de las figuras que con más inteligencia combina la música de la verbena global con las intenciones de la canción de autor. A la propuesta de Gekco se le ha llamado rock afromeño, por combinar lo extremeño con lo africano, pero visto lo visto en Metro Rock, y de resultas de su último disco y el primero, Guapapasea, se diría que el apelativo se le queda corto.
Lo de que Cultura Probase y Gecko Turner ejercieran del flautista del cuento que atraía a las ratas, venía a que, gracias a ambos, la gente fue despertando de su siesta, dejando de ocupar las zonas de sombras del parque para acercarse a los escenarios en romería festiva, alegre y cantarina. No más de 40 o 50 personas empezaron viendo sus dos actuaciones de arranque, pero, conforme sus notas se esparcían por todos los rincones, las pandillas fueron llenando las dos praderas pegadas a cada escenario.
Tras el huracán que supuso la noche anterior las intervenciones de Franz Ferdinad, Chambao y, sobre todo, Muchachito Bombo Infierno, que dejaron el mullido césped apelmazado y lleno de plásticos, el parque lucía esplendoroso a primeras horas de la tarde. Cuando en el escenario grande, tras Gecko Tuner, empezó la actuación de los mallorquines Sexy Sadie, la explanada principal ya parecía otra cosa. No eran ni las 20.30, pero el aspecto se aproximaba a lo que suele ser un festival de música en directo un fin de semana estival.
La jornada parecía una exaltación del pop independiente español, por más que las dos estrellas de la noche fueran los muy británicos Paul Weller y The Charlatans, que actuaron ya bien entrada la noche. Y fue el pop español el protagonista, al menos numérico, porque a las de los mallorquines habría que añadir la de Pignoise, Nowayout y El Columpio Asesino en el escenario pequeño de las estrellas emergentes, y de los granadinos Lori Meyers y los albaceteños Surfin' Bichos en el principal.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.