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Entrevista:JORDI WILLIAM CARNES | Consejero de Agricultura de la Generalitat

"Hay empresas catalanas que se instalan en Aragón porque hay más ayudas"

Cuando Jordi William Carnes asumió la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca, el pasado abril, los payeses le recibieron asegurando que no contaría con los habituales 100 días de gracia porque los problemas del sector tampoco los tenían. Carnes, de origen británico y nacido en Barcelona en 1959, cree que el futuro de su departamento pasa por agregar las palabras alimentación y desarrollo rural al nombre del departamento y afirma que el impasse entre el referéndum del Estatuto catalán y las elecciones autonómicas del próximo otoño "no va a provocar ninguna parálisis" en el Ejecutivo autónomo. Y pasados ya los 100 días de rigor, califica de "correctas" sus relaciones con los sindicatos.

"Maragall ha dejado un legado con dos grandes pilares: una idea de España federal y un Estatuto con la mirada puesta en el futuro"
"El sector del cava ha solicitado ayudas. Pondremos en marcha una campaña de promoción para que el boicoteo se convierta en una oportunidad"

Pregunta. ¿Cómo encara el Gobierno la recta final de la legislatura tras los resultados del referéndum del Estatuto?

Respuesta. La respuesta del electorado no deja lugar a dudas, a pesar de que la participación puede haberse resentido por el hecho de que las encuestas daban claramente ganador al sí. Y a partir de ahora quedan unos meses para gobernar con normalidad. Últimamente ha habido mucho ruido provocado por el debate del Estatuto, y algunos errores propios que tal vez han hecho que la acción de Gobierno haya quedado algo diluida, pero empieza una nueva etapa y se equivoca quien piense que va a haber parálisis en la Administración catalana.

P. ¿Cómo influirá la renuncia de Maragall a volver a ser candidato?

R. Visto con perspectiva, Maragall ha dejado un legado con dos grandes pilares: una visión de España federal y un Estatuto con la mirada puesta en el futuro. Creo que hay que reconocerle esa capacidad para mirar más allá, de la que ya hizo gala en el Ayuntamiento de Barcelona. A partir de ahora hay que poner en marcha el Estatuto y consolidar un programa de Gobierno que está pensado para el medio y largo plazo.

P. ¿Le va a dar tiempo en estos meses a poner en marcha su proyecto en Agricultura?

R. Sin duda. En septiembre hay que presentar en Bruselas el plan de desarrollo rural 2007-2013, conjuntamente con el resto de las comunidades autónomas. Nos jugamos las ayudas de la política agraria común. Y hay que impulsar también las mejoras en los regadíos. En definitiva, hay que ponerse a gobernar.

P. Bruselas ha anunciado esta semana un proyecto de reforma del sector del vino que ha topado con las reticencias del sector en Cataluña. ¿Le parece positivo?

R. Tiene luces y sombras. Por una parte, pone énfasis en la comercialización, y ése es el gran reto del sector en Cataluña. Pero tiene otro elemento preocupante: arrancar los viñedos no es la solución más adecuada al excedente de vino que hay en Europa, a la vista de lo que hacen los competidores en Australia, Suráfrica o Chile.

P. La economía catalana crece, pero el sector primario no tira.

R. Si sólo se mira el sector primario la sensación puede ser ésa, pero en los últimos cinco años esta actividad se ha reconvertido: de una agricultura en la que el agricultor se lo hacía todo se ha pasado a un proceso de concentración y de reorganización de la gestión.

P. ¿Llegará el momento en que el sector no suponga un lastre para el producto interior bruto?

R. España entró en Europa en 1986 y por aquel entonces la gran inquietud del sector agrario era la posible invasión de los productos del resto de Europa. Ese reto se saldó con nota, como demuestran las cifras de exportación. Ahora el reto es el mundo y nuestras empresas deben dar un segundo salto de adaptación a la globalización. Las estructuras empresariales deben ser mucho más potentes para competir con China o la India. Es evidente que tenemos buenos productos -fruta, carne o vino, por ejemplo-, pero cuesta venderlos. Hay que apostar por la marca y en el caso del vino eso debe ser compatible con la denominación de origen.

P. Para luchar contra la inflación, el Gobierno propuso la creación de un segundo Mercabarna. ¿Va a seguir adelante esa idea pese al rechazo del sector?

R. Hablaremos con los operadores y no tomaremos ninguna decisión unilateral. Mercabarna debe crecer porque se ha convertido en un pool logístico que va más allá del área de Barcelona. Tendremos que ver si vale la pena ir a un segundo Mercabarna, porque si no hay mayoristas distintos, no se obtiene ningún beneficio. Pero está contrastado el hecho de que la cadena de distribución está influyendo en la formación de precios, y hay que luchar contra eso.

P. ¿Es correcta la percepción de que en el sector está muy arraigada la costumbre de la subvención?

R. Es una premisa parcialmente equivocada. Las ayudas que antes se destinaban a la producción ahora deben aplicarse a mejorar las prácticas agrarias. Además, Cataluña es una de las comunidad menos subvencionadas porque sus principales productos (fruta y bovino) no perciben ayudas europeas. Ésa es una de las razones que explican que haya empresas catalanas que se estén instalando por ejemplo en Aragón, porque tienen más ayudas.

P. ¿Es una tendencia al alza este tipo de deslocalización?

R. No es algo negativo. Se trata de empresas que mantienen sus sedes aquí, pero que cuando tienen que crecer aprovechan la proximidad de Aragón, donde hay más suelo industrial y donde además tienen menos exigencias medioambientales. Es bueno que también vayan fuera.

P. ¿Los productores de cava le han pedido ayuda por el boicoteo?

R. Sí, y en otoño pondremos en marcha una campaña de promoción de vinos y cavas fuera de Cataluña. El boicoteo es un problema que puede convertirse en una oportunidad para el cava, porque ahora todo el mundo habla de este producto y el objetivo es que su consumo no sea estacional.

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