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Reportaje:

A las enfermeras se lo ponen fácil

Más de 10.000 profesionales se presentan a las pruebas para las plazas de ATS que ofrece la Comunidad de Madrid

Daniel Verdú

José Pulido y José Triviño conversan el domingo por la mañana a las puertas de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. "¿Las oposiciones? Qué va, nosotros somos los pardillos que esperan a las novias", dicen. Como ellos decenas de chicos esperan fuera de las facultades de los campus de Moncloa y de Somosaguas a que sus parejas terminen de realizar el examen para optar a las 1.500 plazas fijas de enfermería en el Servicio Madrileño de Salud de la Comunidad de Madrid. También se examinan algunos chicos, pero de los más de 15.000 aspirantes inscritos, un 90% son mujeres.

El elevado número de aspirantes para la realización del ejercicio supuso la necesidad de un gran despliegue operativo, que implicó la habilitación de nueve facultades distribuidas en los campus de Somosaguas y de Moncloa.

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El examen comenzaba a las diez de la mañana. Tenían tres horas para realizarlo. Pero al cabo de una hora y media empiezan a salir los más rápidos. "Era muy fácil, facilísimo. Yo no había estudiado nada y me ha salido del tirón. Pero frente a una persona que lleve 10 años trabajando no tenemos ninguna posibilidad. El que haya estudiado para este examen tiene que estar muy enfadado", explica Patricia Rebolledo, de 25 años.

Todos dan fe uno a uno de "lo chupado" que estaba el examen. Un total de 120 preguntas tipo test con cuatro respuestas posibles cada una, que "si no las sabías, se deducían fácilmente". Pero a pesar de eso, la mayoría de candidatos no alberga demasiadas esperanzas en obtener una de las plazas. Y es que, tras superar la nota de corte, los aspirantes deben aportar su hoja de méritos, tanto en el trabajo de investigación que hayan realizado, como en la experiencia laboral acreditable, para exponerse a la selección final.

A algunos no les gustó que la prueba fuera tan fácil. "Ha sido una tomadura de pelo. Teníamos 50 temas y sólo han preguntado cosas que sabe cualquiera que haya trabajado unos meses en esto", protestaba indignada Gema Ortega, de 31 años y enfermera del hospital Ramón y Cajal. "Llevo estudiando desde noviembre. Pedí un mes de suspensión de sueldo para poder prepararme. Y ahora me encuentro con estas preguntas ridículas", seguía quejándose. Una de las que más exasperó a Gema fue la relativa al artículo 43 de la Constitución. "Sólo había una respuesta que tenía que ver con la sanidad. No iba a ser la del derecho a la vivienda...", ironizaba ya desesperada. A pesar de todo, los 10 años de experiencia laboral, y la supuesta buena nota que obtendrá en el "ridículo examen" la sitúan en muy buena posición para obtener una plaza. Si lo consigue, le gustaría que fuera en la zona sur de Madrid.

Cristina Martín, enfermera del hospital Universitario de Getafe, sin embargo, lo que considera injusto es que "después de 11 años trabajando no se obtenga la plaza automáticamente, como se hacía antes". Menos mal que no la oyó Gema.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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