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81 países se comprometen a favorecer la diversidad agrícola

Andrea Rizzi

No hizo falta votación. Los representantes de los 81 gobiernos presentes en la primera reunión del órgano rector del Tratado para la Defensa de la Biodiversidad de los Cultivos aprobaron ayer por aclamación una declaración de respaldo al texto, comprometiéndose a aplicarlo "plenamente" y a incorporar sus objetivos y disposiciones en los planes y programas nacionales.

Se trata de una declaración de carácter político -anunciada en la tarde de la segunda jornada de trabajos por la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, y el director general de la FAO, Jacques Diouf- que no resuelve los aspectos técnicos de la implementación del tratado, sobre los que las negociaciones siguen activas.

El propio Diouf indicó los puntos clave para que el Tratado se "traduzca en un instrumento efectivo": definición del presupuesto, del sistema de acceso y transferencia de los recursos genéticos de cultivos puestos en común y de los mecanismos de distribución equitativa de los beneficios que el sistema de transferencias produce.

La dificultad de la negociación se debe al enfrentamiento de los intereses de los países en desarrollo, que son los más ricos en diversidad, y los desarrollados, que pueden aprovechar esa diversidad para mejorar sus cultivos. La definición de una justa compensación para quienes donen recursos genéticos al sistema supone en cierto sentido equilibrar intereses de grandes compañías y campesinos.

En pro de la adhesión

La ministra Espinosa subrayó que la constitución de centros que permitan conservar la variedad "debe ser una prioridad" e indicó que en España existen actualmente unos 30 establecimientos públicos de este tipo, entre estatales, autonómicos y mixtos. La titular de Agricultura hizo un llamamiento a los centros privados, animándoles a adherirse al sistema multilateral de intercambio de recursos genéticos, que incluirá 64 especies vegetales. Según datos de la FAO, hoy día sólo se cultivan unas 150 especies agrícolas, frente a las más de 7.000 que el ser humano ha utilizado por sus necesidades en el pasado.

Jacques Diouf amplió el llamamiento a los países que todavía no han ratificado el tratado. El director general de la FAO indicó que es necesario invertir la tendencia de los años noventa del siglo pasado, cuando "la cuota de la agricultura en la ayuda al desarrollo se vio reducida de un 50%". "Es imposible que un sector avance sin inversiones", dijo. "El 70% de los pobres de la tierra están en el sector rural", prosiguió Diouf, "y es evidente que es allí donde hace falta intervenir" para sacar del hambre a 850 millones de personas.

"Las variedades modernas comerciales, de amplia adaptación y gran productividad, pero de escasa variabilidad", dijo Espinosa, "tendrán que responder a retos futuros impredecibles, como plagas, sequías y erosión del suelo, e incluso a la producción de sustancias que puedan ser solicitadas en los mercados futuros". Por ello, concluyó, la biodiversidad agrícola es "clave para la seguridad alimentaria de la humanidad".

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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