Tres presos de Guantánamo se ahorcan en sus celdas en un suicidio planeado
Dos saudíes y un yemení, los primeros fallecidos en el penal desde que se abrió en 2001
Tres prisioneros del Ejército de Estados Unidos en Guantánamo fueron encontrados ayer ahorcados en sus celdas, en lo que parece ser un caso de suicidio conjunto en protesta por su situación, según informó un alto cargo del Ejército norteamericano. Los tres fallecidos, dos saudíes y un yemení de los que no se facilitaron los nombres, son las primeras muertes de las que se informa en el centro de detención que EE UU mantiene en su base naval en Cuba, con cerca de 460 hombres enjaulados por ser sospechosos de tener lazos con Al Qaeda y los talibanes.
El contraalmirante Harry Harris, comandante del campo de prisioneros, confirmó en una conferencia de prensa telefónica que los detenidos habían sido hallados ahorcados en sus respectivas celdas, con ropas y sábanas. Según Harris, "los suicidios no fueron un acto de desesperación". "Fueron un acto de guerra", opinó, según Efe. Para el responsable del campo, las muertes habían sido claramente planeadas, y no un suceso espontáneo.
Enfrentados a una detención indefinida y sin ninguno de los derechos que garantiza la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra, 18 presos se mantienen en huelga de hambre, cifra que llegó a alcanzar los 131. En la base se habían producido 41 intentos de suicidio por 25 presos, incluido uno falso, provocado por un detenido para atraer la atención y atacar a los guardas.
"Máximo respeto"
Los tres muertos, todos en el denominado Camp 1, donde están los presos considerados peligrosos, "no respiraban ni daban respuesta de estar vivos" cuando fueron encontrados por sus carceleros en la mañana de ayer, según informó el Comando Central Sur de EE UU en un comunicado. Los militares informaron de que intentaron la reanimación de los presos, pero que fracasaron y que un médico certificó su muerte. El Ejército de EE UU aseguró ayer que los cadáveres estaban siendo tratados "con el máximo respeto" a su cultura, y que el Departamento de Estado se mantiene en contacto con los Gobiernos de Arabia Saudí y Yemen. Se ha iniciado una investigación.
Bush fue informado de las muertes en Camp David, donde se encuentra pasando el fin de semana. Según el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, el presidente "expresó su profunda preocupación" ante los hechos.
Un comité de la ONU dijo el pasado 19 de mayo que "mantener a detenidos de manera indefinida en Guantánamo", penal abierto en otoño de 2001, violaba la prohibición mundial contra la tortura, y señaló que EE UU debería cerrar el centro. La canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, y el fiscal general británico, Lord Goldsmith, están entre las últimas personalidades políticas que han pedido el cierre de la prisión.
Bush, aseguró el viernes, tras reunirse con Rasmussen, que le gustaría "vaciar" la prisión de Guantánamo y enviar de regreso a sus países de origen a algunos de los detenidos, y juzgar a los más peligrosos en cortes estadounidenses. El comandante en jefe del Ejército afirmó en rueda de prensa: "Les aseguro que queremos terminar con Guantánamo; lo queremos vacío".
"Ahora estamos en el proceso de coordinación con los países para repatriar a algunos, pero hay otros que, si los dejamos libres, podrían crear graves daños a ciudadanos estadounidenses y a otros ciudadanos del mundo", dijo Bush. El mes pasado, el Pentágono informó de que tenía intención de liberar a algunos presos, pero que tenía reticencias y "preocupación" por si sus derechos serían respetados en sus países de origen.
Bush reiteró el viernes su deseo de que los reos sean juzgados en EE UU. "Creo que deberían ser juzgados en tribunales aquí en EE UU", afirmó. El presidente dijo que su Gobierno espera la decisión del Tribunal Supremo sobre el lugar apropiado para juzgar a los presos. El Supremo debe determinar si son constitucionales los tribunales especiales creados por el Gobierno para enjuiciar a algunos de los detenidos en la base. Esos tribunales funcionan al margen de la justicia civil y la castrense, ya que el Pentágono designa a los militares que actúan como jueces y a los abogados defensores, y sólo se permite recurrir la sentencia a una corte de EE UU, sin posibilidad de que llegue al Tribunal Supremo.
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