Accidentado rejoneo
Un lamentable error de Martín Burgos al intentar hacer un quiebro para colocar banderillas al quinto de la tarde fue el origen de un dramático encontronazo que acabó en el suelo con caballo y caballero. El toro se cebó con el animal durante unos segundos y le infirió dos cornadas en el vientre que hacían presagiar lo peor.
Ahí se rompió por completo un festejo de rejoneo que, hasta entonces, había sido frío, desangelado y aburrido. No era, sin duda, el cartel más acertado para cerrar la feria del 75º aniversario de la plaza de Las Ventas. Los rejoneadores anunciados se encuentran alejados de las altas cotas de exigencia artística del rejoneo actual y, además, no tuvieron una buena tarde. De hecho, hubo muchas carreras, algunos momentos de cierta emoción y poco, muy poco, toreo a caballo. Un final de fiesta, pues, escasamente apropiado para lo que ha querido ser una feria de altura y ha acabado casi como el rosario de la aurora.
Cobaleda / Bohórquez, Martín, Moura
Toros despuntados para rejoneo de Sánchez Cobaleda, bien presentados, mansos y manejables. Fermín Bohórquez: cuatro pinchazos (silencio); dos pinchazos y rejón trasero (silencio). Martín Burgos: pinchazo (oreja protestada); pinchazo y rejón trasero (palmas). Moura Caetano, que confirmó la alternativa: cuatro pinchazos y rejón bajo (silencio); rejón trasero y tres descabellos (palmas). Plaza de Las Ventas, 10 de junio. 5ª y última corrida del aniversario. Casi lleno.
Ni Fermín Bohórquez, ni Martín Burgos, ni el portugués Moura Caetano, que ayer confirmó la alternativa, atraviesan un momento lúcido. El primero, el más veterano, mantiene las cualidades que le convirtieron hace años en gran figura, pero transmite que está carente de ilusión y de sitio, como de vuelta de casi todo; y a sus compañeros les faltan conocimientos y experiencia para estar a la altura que exige una plaza como la de Madrid.
Bohórquez dio una lección con las banderillas en su primero, y ahí acabó todo. Moura debe afinar más la puntería y hacer un toreo mucho más ceñido. Martín Burgos emocionó con las banderillas al violín y consiguió una injusta oreja tras matar a su primero de un pinchazo que descordó al toro.
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