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Columna
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Sectarismo televisivo

El Consell de la Generalitat cree que TVE la tiene tomada con la Comunidad Valenciana y singularmente con el urbanismo que se desarrolla por estos pagos. Por ello, el nuevo portavoz y consejero de Relaciones Institucionales y Comunicación, Vicente Rambla, ha puesto el grito en el cielo a raíz de una información que el ente público divulgó sobre el urbanismo en el litoral mediterráneo y, obviamente, valenciano. La noticia emitida asociaba imágenes de terrenos calcinados por incendios forestales con al aprovechamiento urbanístico de los mismos. El Gobierno autonómico considera que era una versión maliciosa, que llueve sobre mojado y que perjudica la imagen de la Comunidad. Por ello, además de pedir una rectificación y trasladar su protesta donde sea menester, ha presentado en las Cortes una proposición no de ley para reprobar el mencionado ente televisivo.

Muy bien, está en su derecho y, al tiempo, actúa coherentemente con el victimismo que gusta practicar, venga o no al pelo. Es un lloriqueo que, al parecer, debe darle réditos electorales y ya estamos en campaña. Por lo que se lee y se oye en medios populares, los valencianos habríamos de ponernos el casco para salir a la calle debido a los peligros que nos acechan desde que el PSOE ocupa la Moncloa. El mismo presidente Francisco Camps declaraba días atrás a unos periodistas de su cuerda que "la Comunidad está vilmente atacada con intereses clarísimos". No especificó cuáles pudieran ser, pero debemos suponer que hostiles al PP y, por extensión, al País Valenciano con el que a menudo se confunde abusando de la metonimia.

Lo que no se entiende es la temeridad de los populares valencianos al denunciar el "uso partidista y sectario que el PSOE hace del ente público", en alusión a TVE. Han perdido la chaveta o le están echando mucho morro, ellos, precisamente, que nos tienen secuestrada la televisión autonómica, sometida a un régimen ditirámbico permanente o elusivo de los asuntos ingratos para el PP, en versión periférica o estatal. Como botón de muestra, y por lo pertinente, baste señalar el tratamiento que la televisión pública valenciana le otorgó a la manifestación del sábado último, organizada por la plataforma Comprimís pel Territori. El episodio informativo lo liquidó en 24 segundos, poco más que una cuña publicitaria, a pesar de los miles de personas que concurrieron, tanto más relevantes por su variada procedencia y la escasez de recursos con que se convocaron.

Y no viene al caso, por lo prolijo, exhumar un memorial de silencios, marginaciones o manipulaciones por parte del ente televisivo autonómico. Sin embargo, y por la actualidad del asunto, resulta ilustrativo anotar la nula atención que TVV ha dedicado a asuntos de interés general por su gran calado. Como la política territorial o el mismo urbanismo, tan cuestionado en Bruselas y por diferentes colectivos. Sería poder registrar informes documentados y mentar debates sustanciosos con la participación de opinantes cualificados con distintos criterios en el marco de un plató presuntamente público. Pero, de eso, nada: privan la frivolidad y el oficialismo.

Y hablando de sectarismo televisivo, ¿qué información ha difundido RTVV acerca de Terra Mítica, el esperpento de su concepción en el año 2000 y su previsible desenlace en los tribunales? Cero patatero, que decía alguien. Cientos de millones de euros dilapidados, las grandes cajas de ahorros valencianas involucradas y una ristra de presuntas chorizadas a costa, en buena parte, de los dineros públicos. Ni una palabra en la pequeña pantalla. Sin embargo, quienes así proceden -el PP valenciano, liberales a la violeta con mando en plaza- no tienen empacho en montar una tángana por lo que califican "uso sectario de TVE".

Claro que manifiestan hacerlo por el buen nombre e imagen de la Comunidad valenciana, adalid en ni se sabe cuántos progresos, pero en modo alguno en el de la democratización de su RTVV, donde sigue inédita esta página. Ahora se exige que la de Prado del Rey rectifique. La mitad de los valencianos, como poco, instamos lo mismo, pero desde sus cimientos, al ente televisivo de Burjassot, que desde su fundación ejerce el autobombo y el autismo informativo, al margen de inflar sin tregua y partidariamente el déficit.

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