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Crítica:CÁMARA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fin de trayecto

El concierto del miércoles suponía una suerte de doble fin de trayecto en el Liceo de Cámara que patrocina la Fundación Caja Madrid. Cerraba temporada -la 14ª- y etapa -la de Antonio Moral a su frente desde la primera. Partiendo de la excelencia de los intérpretes, el ciclo ha conseguido cosas antaño tan insólitas entre nosotros como aglutinar a un público que ha devenido exigente por conocedor y que sabe bien lo que es escuchar a músicos de primerísima fila. Y ello en el contexto de una programación inteligentemente articulada y en el conjunto de un proyecto que ha logrado que algunos de los mejores cuartetos del mundo estrenen música española encargada para la ocasión. Un lujo que ha puesto Madrid entre lo mejor del circuito y que la temporada próxima abrirá, apoyada por el momento en los logros de las precedentes, una nueva página.

Liceo de Cámara

Liceo de Cámara Cuarteto de Leipzig. Hartmut Rohde, viola. Obras de Kurtág y Mozart. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de junio.

El encargado de esta última sesión fue el Cuarteto de Leipzig -reforzado por el viola Hartmut Rohde-, una formación bien conocida por los compradores de discos y que fue residente hace algunas temporadas en el Ciclo de Cámara y Polifonía de la ONE. El miércoles, sin embargo, parecieron los alemanes un grupo discreto, ayuno de cualquier sutileza expresiva en los dos quintetos de Mozart. Mejor, en todo caso, la lectura del K614, aunque tras un prometedor inicio se fuera disolviendo en la misma falta de relieve que había caracterizado antes al K515. Abrían cada una de las partes del concierto dos preciosas obras de Kurtág -Doce microludios, op 13 y el Officium breve, op. 28-, como rematando definitivamente la relación entre Mozart y un puñado de compositores húngaros del siglo XX que ha caracterizado esta temporada. No ayudó la audiencia a la concentración que requieren unas páginas muy difíciles de escuchar en condiciones adecuadas, pues hasta el pasar las hojas de las partituras perturba lo absoluto de unos silencios que son también música misma. Ahí los de Leipzig estuvieron mejor, pero su mensaje se perdió bastante en ese entorno, por una vez, no del todo favorable. No cupieron propinas, entre otras cosas porque nadie las pidió.

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