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El futuro de Cataluña

Rubalcaba acusa al PP de agitar la "catalanofobia" para debilitar a Zapatero

Maragall afirma que Cataluña quiere este Estatuto "para quedarse y cambiar España"

Miquel Noguer

Interesados en llevar hasta las últimas consecuencias el cuerpo a cuerpo con el Partido Popular, los socialistas catalanes invitaron ayer al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, hasta hace poco azote del PP en el Congreso de los Diputados, para defender un Estatuto que él mismo cocinó -y en opinión de algunos mutiló- en las Cortes. Rubalcaba aseguró que el PP ha utilizado la carta autonómica para hacer "catalanofobia y zapaterofobia". Rubalcaba vaticinó que, con el Estatuto, Cataluña volverá a "tirar de España" como lo hizo durante la República y la transición.

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El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, añadió a este debate que Cataluña quiere este Estatuto "no para largarse, sino para quedarse y cambiar España".

En un mitin en L'Hospitalet de Llobregat al que también asistió el alcalde de San Sebastián, Odon Elorza, Rubalcaba dejó aparcada cualquier referencia al proceso de paz del País Vasco para recuperar su tradicional papel de ariete contra el Partido Popular. Afiló la lengua y no dejó títere con cabeza.

Recordó las "mentiras" del partido de Mariano Rajoy en sus profecías de una España rota y de unos catalanes que pedían un nuevo sistema de financiación para saquear el erario público. Y echó mano de la ironía para pedir a los líderes del PP que "vengan más" a Cataluña para favorecer, con sus argumentos, las fuerzas que piden el .

Rubalcaba se esforzó en definir en dos palabras los ejes que han guiado al PP en la aventura Estatutaria: "La catalanofobia y la zapaterofobia". Sin embargo, auguró el más estrepitoso de los fracasos a la derecha, "porque después de Cataluña vendrán Baleares, Aragón y otras; porque este proceso es imparable".

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Reconoció así el papel motor de Cataluña en la historia española y auguró que esta comunidad "volverá a tirar de España como ya lo hizo en la República y en 1979". También se ganó los aplausos del público al recordar que Cataluña, por ser la primera en desarrollar su Estatuto, en 1979, "fue la comunidad que salió peor parada en su financiación".

Rubalcaba lanzó estos mensajes en un mitin que fue la viva imagen de cómo han tenido que apañárselas los partidos para llenar los espacios donde celebran mítines en una campaña más que desangelada. Ante las evidentes dificultades para movilizar al público, se han impuesto los locales pequeños. O incluso minúsculos, como el de ayer en L'Hospitalet, segunda ciudad de Cataluña, donde no había más de 200 sillas. Eso sí, estaban todas llenas, cosa que los socialistas de Osona no lograron en Vic esta misma semana.

Aunque escaso, el público de L'Hospitalet fue uno de los que más se hizo oír durante un mitin. Primero, jaleados por su alcalde, Celestino Corbacho. Después, por Pasqual Maragall, que logró arrancar aplausos pese a abordar, como Rubalcaba, un tema tan poco dado al jolgorio como es la modificación de las esencias de España desde una óptica catalana.

Pero el presidente de la Generalitat, que reiteró que con este Estatuto no quiere "largarse de España, sino quedarse en ella para influir, llegó ya entrenado. A mediodía se rodeó de unos 200 jóvenes a los que explicó, o casi aleccionó, las claves para aparcar el mensaje quejica que tradicionalmente ha salido de los foros políticos catalanes.

Y para ello les instó a "dejar de mirar a España desde la barrera y bajar al ruedo". Todo para modificar España, aunque con ello se lleven algún rasguño. "Los catalanes tenemos que molestar y nos tienen que molestar", llegó a decir. Todo ello como alternativa a la política del peix al cove -del pájaro en mano- tantos años practicada por el ex presidente Jordi Pujol.

Con ello el presidente se ganó un cálido aplauso y no pocas muestras de apoyo de un público mayoritariamente vinculado al PSC a través de la fundación Campalans.

"El presidente del Estatuto"

Y aunque no se escucharon las aclamaciones de "presidente, presidente" que Maragall ha ido cosechando los últimos días por Cataluña, sí recibió un sinfín de elogios. Sobre todo por parte del director de la fundación Campalans, Albert Aixal, quien aseguró que "sin Pasqual Maragall como presidente no tendríamos Estatuto" y manifestó que su Ejecutivo "será recordado como el Gobierno del Estatuto".

Y Maragall se dejó querer. Como también lo hizo por la mañana en una entrevista a Radio Tele Taxi, en la que se permitió romper uno de los tabúes que se autoimpuso en esta campaña: hablar sobre qué ocurriría en caso de una victoria del no. El presidente dibujó un escenario "absolutamente dantesco" en el que Cataluña quedaría poco menos que paralizada "durante al menos año y medio", periodo en el que los políticos volverían a enfrascarse en el ya conocido debate Estatutario para llevar adelante una nueva reforma.

Con esta advertencia que a muchos sonó a amenaza, llamó a votar incluso a los escépticos con el texto que ha resultado tras la negociación en las Cortes. Admitió que este Estatuto no es el "soñado" y, obviando la rigidez del actual sistema institucional, dijo que una vez aprobado será fácil introducir "retoques".

Rubalcaba y Maragall, ayer en el mitin de L'Hospitalet.
Rubalcaba y Maragall, ayer en el mitin de L'Hospitalet.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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