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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pulso antitabaco

La ley antitabaco deja muy claro que los locales de restauración de más de cien metros deben tener las zonas habilitadas para fumadores en espacios compartimentados y separados físicamente del resto, de modo que el camino emprendido por algunas comunidades gobernadas por el PP, como las de Madrid o Valencia, para rebajar estas exigencias son un peligroso precedente que puede viciar el desarrollo legislativo de la norma. Estas iniciativas y la confusión creada en Cataluña sobre el alcance de un acuerdo entre el Departamento de Salud y el gremio de hostelería indica que el desarrollo de la ley tropieza con notables resistencias.

Seis meses después de haber entrado en vigor, la aplicación de la norma ha sido impecable en el ámbito laboral. Pero el sector de la restauración está poniendo obstáculos injustificados para tratar de eludir las obras necesarias para que la separación entre fumadores y no fumadores sea efectiva a partir del 1 de septiembre, como establece la ley, anteponiendo criterios económicos a la salud de los clientes y de sus propios trabajadores. No hay que olvidar que la ley pretende reducir un pernicioso hábito que causa 55.000 muertes anuales. Parece evidente que los restauradores intentan conseguir a nivel autonómico lo que no lograron en el ámbito nacional, lo cual demuestra la mayor vulnerabilidad de estas administraciones frente a los grupos de presión.

En un país que tiene como lema favorito aquello de "hecha la ley, hecha la trampa", flaco favor le han hecho a la ley antitabaco las autoridades sanitarias catalanas, al permitir que el gremio de hostelería anunciara que había alcanzado un acuerdo según el cual no se exigirían en Cataluña separaciones físicas entre la zona de fumadores y la de no fumadores en los locales de restauración. Tras el escándalo provocado por el anuncio, Salud comunicó mediante una nota oficial que sí se exigirá, como establece la ley, que la zona de fumadores esté aislada y compartimentada, aunque admitirá en casos especiales que el acceso a estas zonas no tenga una separación física. Se permitirán en estos casos otros procedimientos, como las cortinas de aire, aunque Salud advierte de que tienen una eficacia limitada a la hora de impedir que el humo pase a la zona de no fumadores. Finalmente, el gremio ha rectificado su posición inicial y ha anunciado que colaborará en el cumplimiento estricto de la ley.

Es de esperar que la misma lógica se imponga en las comunidades que vacilan o que ofrecen escapatorias para una norma bajo cuyo impulso más de 400.000 fumadores han dejado el tabaco y millones de españoles respiran aire más limpio.

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