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Unos 300.000 estudiantes de enseñanza media y universitaria secundan una huelga en Chile

Cerca de 300.000 estudiantes de enseñanza media y universitarios paralizaron ayer sus actividades y más de un centenar de liceos, colegios y sedes académicas, fueron ocupados por sus alumnos para exigir al Gobierno una mejoría en la calidad de la educación que reciben los más pobres. Unas 300 personas fueron detenidas en incidentes callejeros con la policía en varias ciudades y se registraron varios heridos.

La manifestación, la más numerosa que se ha realizado desde la recuperación de la democracia en 1990, tuvo alcance nacional, recibió el apoyo de los profesores, la simpatía de la mayoría de los partidos y logró situar en el primer lugar del debate nacional la calidad de la educación. Sorprendido por el alcance de estas manifestaciones, que comenzaron hace un mes, el Gobierno reabrió ayer el diálogo con los estudiantes, después de haberlo cerrado cuando los jóvenes se enfrentaron a pedradas y armaron barricadas contra la policía militarizada en los días previos.

Al paro estudiantil, encabezado por jóvenes de liceos pobres de enseñanza media, de entre 15 y 17 años, se adhirieron ayer en solidaridad los estudiantes de colegios privados, a los que asisten muchachos de altos ingresos, y universitarios. El colegio La Giruette, donde estudia la hija menor de la presidenta Michelle Bachelet, fue uno de los que paralizó. Los liceos más prestigiosos de la capital y provincias estaban ayer ocupados pacíficamente por los alumnos.

Los estudiantes piden la derogación de una ley de educación promulgada por el dictador Augusto Pinochet un día antes de dejar el poder, que estableció el predominio de la iniciativa privada en la educación, lo que generó la proliferación de colegios para pobres y ricos, con radicales diferencias en la calidad de la educación y un sistema de propietarios de centros privados subvencionados sin apenas control estatal. Los protagonistas de esta rebelión escolar son los hijos de la democracia, que nacieron después de la dictadura, en 1990, muchos de ellos en familias donde sus padres votaron por la presidenta Bachelet o incluso más a la izquierda.

Para organizarse, los dirigentes del movimiento estudiantil usan las nuevas tecnologías de la información. Se comunican por mensajes de texto, correo electrónico, blogs y móviles, lo que les permitió expandirse con gran rapidez.

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