La UE prepara un plan para salvar su Constitución y que entre en vigor en 2009
Alemania, Italia y España acercan posiciones para relanzar el Tratado en junio
La mayoría de los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, reunidos ayer en la abadía de Klosterneuburg, próxima a Viena, coincidieron en que era necesario aplazar un año más el periodo de reflexión para alcanzar un acuerdo sobre el futuro de la Constitución europea, y que entre en vigor en 2009. Tras el no al Tratado Constitucional de Francia y Holanda de hace un año, el Consejo Europeo de junio de 2005 acordó dedicar un periodo de reflexión de un año para encontrar un consenso entre los Estados que rechazaron el texto y los que lo aprobaron.
Aunque el balance formal de los resultados de la reflexión se realizará en el próximo Consejo Europeo, Alemania, Italia y España acercaron ayer posiciones para "dar una señal y relanzar el Tratado Constitucional en junio".
Durante el último año, la división en Europa sobre la Constitución ha adoptado unos perfiles más nítidos. Por una parte, son ya 15 los Estados miembros que la han aprobado y seguramente con Finlandia, que lo hará durante su presidencia, que empieza en julio, serán 16 a finales de este año.
Al frente del rechazo del Tratado, formado inicialmente por Francia y Holanda, que insisten en no volver a votar el mismo texto, se han unido implícitamente el Reino Unido. Irlanda, Dinamarca, Suecia y Polonia han pospuesto sin fecha cualquier decisión sobre el tema, por el momento. Portugal y la República Checa podrían aprobarla el año próximo.
El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Massimo d'Alema, manifestó que su país había acercado posiciones "con Alemania, España y otros países para dar una señal en el próximo Consejo de junio y lanzar el proyecto constitucional".
Línea constructiva
El titular de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, reiteró que "la Constitución europea no está muerta" y que, en todo caso, "habría que ayudar a los países que no la habían aprobado a que lo hicieran".
En esta línea más constructiva, Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania, país que asumirá la presidencia de la Unión Europea en el primer semestre del próximo año, manifestó que se "debería abordar la cuestión de la Constitución con más confianza". Steinmeier advirtió que "no se puede pedir a los franceses y holandeses que vuelvan a votar el texto que han rechazado", pero matizó que había que "salvar la sustancia política" de la Constitución aprobada por varios países. El ministro alemán añadió que confiaba en llegar a una solución sobre el Tratado Constitucional para finales de junio de 2007, con el objetivo de potenciar la integración europea.
El viceprimer ministro y titular de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, fue de los más explícitos en admitir las dificultades para encontrar una solución. Asselborn, cuyo país aprobó la Constitución en referéndum, consideró que el próximo Consejo de junio debería acordar "la hoja de ruta" para conseguir "una nueva Constitución, un nuevo Tratado de base en 2007, que podría entrar en vigor en las elecciones de 2009".
Sobre el "nuevo Tratado de base", Asselborn no precisó su contenido, sólo aclaró que sería "distinto al Tratado de Niza", actualmente vigente. Reconoció las dificultades de cambiar un texto ratificado en referéndum por España y Luxemburgo, pero dijo que habría que hacer los esfuerzos necesarios para encontrar un acuerdo. La ministra de Exteriores de Austria, Ursula Plassnik, anticipó que el encuentro era para reflexionar y que no se adoptarían decisiones "sobre el destino legal de la Constitución".
Terrorismo y racismo
Junto al debate global sobre el futuro de la Constitución, también se abordaron temas concretos, especialmente dos propuestas francesas. Una que propugna fortalecer la cooperación entre Estados en la lucha contra el terrorismo, el racismo, la xenofobia y en la extensión de los derechos sociales.
Francia desea que algunas decisiones de cooperación judicial y penal, que el Tratado vigente exige que se adopten por unanimidad, puedan aprobarse por mayoría cualificada. Esta iniciativa tropieza con la oposición de Alemania, que no quiere oír hablar de cambios puntuales, sino de propuestas sobre el conjunto de la Constitución.
La otra iniciativa francesa plantea analizar a fondo las consecuencias de la capacidad de absorción de la UE ante las futuras ampliaciones. El documento francés invita a la Comisión Europea a presentar al próximo Consejo de junio "una evaluación del estado de la capacidad de absorción de la Unión Europea, cada vez que se plantee una nueva etapa del proceso de ampliación, con el objetivo de que el Consejo pueda efectuar una evaluación sobre esta cuestión".
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