La UE y los empresarios exigen a Prodi un recorte urgente del gasto
El déficit se ha desviado 7.000 millones de euros sobre lo previsto
Romano Prodi empieza a sentir el peso de la deuda italiana. El déficit presupuestario se descontroló en el último año de Gobierno de Silvio Berlusconi y tanto la UE como los empresarios exigen ahora un recorte urgente del gasto. El agujero entre el déficit del 3,8% pactado con Bruselas para 2006 y el 4,2% actual se estima en unos 7.000 millones de euros. La patronal exige que no se toque una coma de la reforma laboral efectuada por el Ejecutivo anterior.
El presidente de Confindustria, Luca Cordero di Montezemolo, afirmó ayer que "la primera y principal preocupación" de Prodi debía ser "el reequilibrio de las cuentas públicas". Los empresarios celebraban su asamblea anual y el nuevo presidente del Gobierno acudió para escuchar una larga lista de peticiones, encabezada por "un corte drástico del derroche público, como condición previa y fundamental para cualquier política de desarrollo". "El saneamiento debe conseguirse con un recorte del gasto, y en ningún caso con un aumento de la presión fiscal", precisó Montezemolo.
El saneamiento del balance del Estado se perfilaba como la gran urgencia y a la vez como el problema más difícil de resolver, ya que el flanco izquierdo del Gobierno de Prodi no estaba dispuesto a asumir políticas de austeridad y proponía, en cambio, más impuestos sobre las rentas más elevadas y una lucha encarnizada contra el fraude fiscal.
El comisario de Economía de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, cenó el miércoles en Roma con el recién nombrado ministro de Economía, Tommaso Padoa-Schioppa, para interesarse por las medidas que pensaba tomar para enderezar las cuentas. Padoa-Schioppa informó a Almunia de que había creado una comisión para averiguar el volumen preciso del déficit. Las estimaciones más recientes resultaban alarmantes: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) lo cifra en el 4,2%, y el Tribunal de Cuentas italiano asegura que la situación de las cuentas públicas ha "empeorado" respecto al 3,8% de déficit que oficialmente dejó en herencia Silvio Berlusconi.
El Gobierno de Prodi estudiaba restablecer el impuesto de sucesiones y aumentar los impuestos sobre las rentas financieras. Ésas eran, sin embargo, medidas a medio plazo. Hacían falta cortes inmediatos del gasto porque las agencias de crédito amenazaban con rebajar de forma inminente el grado de solvencia del Estado italiano, lo que dificultaría la financiación de la deuda.
Menos impuestos
El presidente de Confindustria reivindicó una rebaja de las cargas fiscales sobre el empleo. "Nuestra propuesta consiste", dijo ante la asamblea anual, "en una reducción de 10 puntos en cinco años, con al menos cinco puntos de forma inmediata, para que las empresas puedan sumarse a la recuperación de la economía europea".
Montezemolo pidió también que prosiguiera la reforma del sistema bancario, frenada por el dimitido ex gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio. "Necesitamos bancos más grandes y más competencia en el sector crediticio", declaró. "Privatizaciones y liberalización", agregó, "constituyen la clave para generar empresas, empleo, renta y mayor satisfacción de los consumidores".
El propio Romano Prodi anunció a los empresarios su propósito de restablecer "una política de concertación con la patronal y los sindicatos" para pactar las reformas más importantes. "Sé que las agencias de crédito están examinando las cuentas italianas", indicó Prodi, "y espero que no aparezcan nuevos elementos de preocupación. La tarea de nuestro Gobierno consistirá en preparar una estrategia de saneamiento que deberá ser simultánea con una estrategia de estímulo al crecimiento económico".
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