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La UE y seis países firman el tratado para construir el reactor de fusión ITER

Europa tiene la participación mayor en un proyecto que engloba a la mitad de la humanidad

El proyecto internacional ITER para obtener energía de la fusión nuclear nació oficialmente ayer, en Bruselas, donde representantes ministeriales de la Unión Europea, Japón, Rusia, Estados Unidos, China, India y Corea del Sur estamparon su firma inicial en el tratado que, en el marco de la ONU, prevé la construcción de un reactor experimental que pruebe la viabilidad técnica y económica del proceso que hace lucir las estrellas. "Éste es un momento histórico", aseguro Janez Potocnik, comisario de Investigación de la UE. "Es el mayor proyecto científico de la historia, y está representada la mitad de la humanidad".

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El tratado tendrá una duración de 35 años, periodo que comprenderá la construcción del ITER en Cadarache (Francia) en los próximos 10 años, su explotación durante otros 10 al menos y su desmantelamiento. Si el experimento tiene éxito, dará paso a reactores comerciales de fusión. El tratado deberá ser ratificado por las partes firmantes -todas las cuales se comprometen a permanecer en el proyecto hasta su terminación- a lo largo de este año, con el objetivo de que el ITER inicie su andadura formal en 2007.

En los anexos del documento rubricado ayer se establece ya, aunque a falta de últimos ajustes, la contribución de cada uno de los socios al proyecto, tanto es especies (partes del reactor), que es la modalidad mayoritaria, como en dinero. En total, Europa financiará la mitad de lo que costará construir el reactor, cantidad que se estima en casi 5.000 millones de euros, y cada uno de los socios restantes cargara con un 10% del gasto de construcción. Esto suma el 110%. El capital sobrante (que se debe a la reciente incorporación al proyecto de la India) se utilizara a discreción de los responsables del proyecto, cuyo director es el japonés Kaname Ikeda. Europa dará a Japón un trato especial dentro del ITER y en actividades asociadas, en compensación por haber renunciado a albergar la sede del reactor.

Acuerdo complicado

El acuerdo internacional alcanzado el pasado 1 de abril y firmado ayer ha resultado complicado, ya que varios de los socios -como China y la India- aspiraban a fabricar elementos de alta tecnología del reactor, como un medio de modernizarse rápidamente accediendo a tecnologías de las que ahora no disponen.

Según el comisario europeo Potocnik, ITER es un camino que es necesario explorar en un mundo que tiene déficit de energía y no se puede comparar con las centrales nucleares actuales de fisión nuclear. "La radiactividad es pequeña y de corta vida, y únicamente interna; no existen problemas de transporte de material radiactivo, el reactor se para sólo si le falta combustible, no puede explotar, y además no produce gases de efecto invernadero", señaló. Potocnik agregó que además de un experimento científico es un experimento en cooperación internacional que puede tomarse como ejemplo para futuros proyectos. "Tendremos los mejores cerebros en Cadarache y es una gran oportunidad para la industria europea", afirmó.

José Manuel Silva, director general de investigación de la UE, señaló ayer durante el acto previo a la firma que el progreso en el proyecto ITER coincide con la preparación del VII Programa Marco de Investigación de la unión para 2007-2013, y que todas las contribuciones científicas europeas al proyecto se integrarán en éste.

También se avanza, señaló Silva, en el establecimiento de la agencia europea para el ITER en Barcelona. Esta agencia, que canalizará toda la participación europea en el ITER, se instalará en España por acuerdo del consejo de ministros de la UE que en 2003 eligió la propuesta de Francia para la candidatura a sede del ITER en contra de la española de construirlo en Vandellós, y decidió compensar de esta manera a España.

El comisario de Investigación de la UE, Janez Potocnik (en el centro), con representantes de los países socios del ITER, ayer en Bruselas.
El comisario de Investigación de la UE, Janez Potocnik (en el centro), con representantes de los países socios del ITER, ayer en Bruselas.ASSOCIATED PRESS

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