Los riesgos de una intervención pionera

El equipo responsable del trasplante multivisceral en el hospital de La Paz no ocultaba ayer el orgullo por el trabajo realizado. Mantenían el tono cauto en sus palabras ante el futuro de la paciente, pero su responsable, Manuel López Santamaría, no dudó en calificar de "éxito" el hecho de que Cristina haya recibido el alta y se recupere en casa tras la compleja intervención.

Los médicos aún recuerdan lo sucedido con Leyre Serradilla, una adolescente de 16 años que recibió del mismo equipo un trasplante de cinco órganos del aparato digestivo en febrero de 2003. Murió cinco meses más tarde a causa de una infección pulmonar, una de las más frecuentes y temidas complicaciones de los trasplantes intestinales. Leyre, a diferencia de Cristina, no llegó a salir del hospital tras el trasplante porque encadenó una complicación tras otra hasta su muerte.

"La gran diferencia es que la niña se ha ido ahora a casa sólo 45 días después del trasplante. Y se ha ido con el problema de salud que tenía solucionado. Esto es lo que marca el éxito en una intervención médica y no, como la otra vez, hacer una intervención técnicamente perfecta sobre la mesa del quirófano pero que la paciente no llega a disfrutar porque no se recupera", aclaró el jefe del equipo de trasplantes intestinales infantiles de La Paz.

Los responsables del hospital destacaron que sólo hay otros dos hospitales en Europa -en París (Francia) y Birmingham (Reino Unido)- "con capacidad para realizar este tipo de operación", explicó López Santamaría. "Esto no quiere decir que la hagan, porque al paciente siempre se intenta realizarle la intervención menos agresiva. Pero sí que tienen la capacidad de hacerla", añadió.

Los trasplantes multiviscerales, por el mayor riesgo de infección y rechazo que tienen, "llevan varios años de retraso en seguridad y éxito respecto a los trasplantes de otros órganos", explican los responsables del hospital.

Sólo 29 hospitales del mundo los han intentado en un total de 69 ocasiones, según un registro internacional existente.

El índice de éxito, si como éxito se entiende la supervivencia del paciente durante varios años con una buena calidad de vida, es muy escaso. "El máximo tiempo que ha sobrevivido un enfermo a un trasplante exclusivamente de intestino delgado ha sido de 16 años. A más órganos, menor supervivencia. El único caso del que tengo noticia parecido al nuestro es el de un niño italiano que fue operado en Italia y que pudo regresar a su país", cuenta López Santamaría.

En la operación de trasplante a Cristina han participado un centenar de profesionales pediátricos de los servicios de Cirugía Pediátrica, de Gastroenterología y Nutrición, de Hepatología, de Anestesia, Reanimación y Terapia del Dolor y Enfermería del hospital de La Paz.