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Estrella Morente canta a 13 mujeres en su último disco, producido por su padre

Elsa Fernández-Santos

A Estrella Morente le inspiran igual Nina Simone que la Tía Concha; Chavela Vargas que La Gazpacha o Rocío Jurado que La Repompa. En total, 13 mujeres (también Imperio Argentina o Penélope Cruz...), a las que la artista dedica su último disco. El jueves, en Madrid, la hija de Enrique Morente estrenó las canciones de Mujeres, en el que la cantaora pretende dar un paso hacia la canción y hasta se atreve con el célebre Ne me quitte pas, de Jacques Brel. "Soy, ante todo, músico", dice. "Me considero una cantaora flamenca y lo seré hasta que pueda, canto desde mi voz, pero buscaré caminos".

Producido por su padre ("él es el productor del disco y él es una parte fundamental de este trabajo"), Mujeres nació de la admiración "y el respeto" a las actrices, cantantes o cantaoras a las que dedica el trabajo. "Las canciones fueron surgiendo poco a poco. Una noche, cenando con unos amigos en Granada, sonó la versión de Nina Simone de Ne me quitte pas. Fue un momento increíble para mí. Era el alma más quebrantada, el canto hecho mujer". Himno romántico que Estrella Morente canta en francés por una mujer que "rompió barreras musicales, sexuales y sociales".

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Poder incomparable

"Es un disco homenaje a mujeres que abrieron fronteras de todo tipo", continúa Morente, que incluye la versión del tango Volver de la película de Pedro Almodóvar (y que ella dedica a Penélope Cruz) o -dedicado a Rocío Jurado- Vuelvo al Sur: "Soy cantaora pero qué bonito es que una cantaora pueda experimentar con otros géneros. Aunque estas canciones son clásicos y todos los clásicos son jondos".

Estrella Morente debutó en el disco de su padre Omega, un trabajo con el grupo de rock Lagartija Nick que revolucionó la fusión flamenca. Al preguntarle por la estrecha colaboración que mantiene con su padre (productor del disco y director artístico), responde: "No puedo negar que las figuras masculinas son muy fuertes en mi vida. No sólo mi padre, también mi marido, mi tío, mi padrino. Son hombres y son genios. Yo vivo mi vida, tengo mi casa y mi familia, pero sí, es verdad, mi padre es mi padre. No me dora la píldora y sabe sacarme todo lo que llevo dentro. Él me hace ver más allá, consigue que no me confunda. Me quita mérito, me señala los fallos... No es un padre cualquiera, es especial, pero al final lo que más le importa es que nos sentemos bien en la mesa porque es un hombre humilde e íntegro. Él siempre es el acierto".

Tiene unos ojos verdes y una madurez en la cara que la convierten en una mujer de una belleza desarmante. No se deja interrumpir y sigue hablando de su padre: "Además, es muy divertido, el más divertido. ¿Sabes lo que es?", añade con media sonrisa, "un bohemio. El otro día me dejó helada hablando de una mayonesa, de su textura. No entiende ni de decoración ni de diseño pero es un esteta, le gusta la armonía, la sobriedad y la elegancia".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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