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Crónica:Fórmula 1 | Gran Premio de España
Crónica
Texto informativo con interpretación

Alonso da un repaso a Schumacher

El piloto de Renault, implacable, bate al de Ferrari en otro duelo estelar y se convierte en el primer español que gana en casa

Robert Álvarez

Fernando Alonso está decidido a elevar hasta límites desconocidos el listón de la antológica lucha que mantiene con Michael Schumacher. El duelo en la cumbre promete. No hay dudas al respecto. Basta presenciar el mano a mano en que están convirtiendo cada gran premio. Se suceden los desafíos, las alternativas y una sostenida y cerradísima lucha. Después de la resurrección por todo lo alto de Schumi y los Ferrari, que brillaron como en sus mejores tiempos en Imola y Nürburgring, Alonso devolvió la moneda al alemán con un arrollador triunfo en Montmeló. Dominó de principio a fin y dio un par de repasos a Schumacher en las dos tandas de vueltas disputadas a un ritmo vertiginoso y en medio de la intensa emoción que depara observar cómo se persiguen ambos a más de 300 kilómetros por hora sin un error, sin una duda, sin dejar de pisar a fondo, manejando sus bólidos como naves espaciales.

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El primer tirón lo dio Alonso desde la salida hasta el primer repostaje. Partió desde la pole-position, que tan a pulso se ganó con su sensacional vuelta rápida del sábado, y con la ventaja de tener en la parrilla junto a él, también por delante de Schumacher, a Giancarlo Fisichella. Su compañero de Renault podía hacer de tapón si fuera el caso. En ese tramo, hasta que paró en el box en la 17ª vuelta, Alonso sacó a Schumacher casi diez segundos. Su coche iba cargado con menos gasolina. Cuando los mecánicos de Ferrari se pusieron en guardia como si esperaran que el de Schumi fuera a detenerse en la vuelta 15ª o en la 16ª y luego volvieron a sentarse, nadie dio crédito. Se trataba de una falsa alarma o de una estratagema con la intención de inducir al error a Renault.

Estaba en danza el juego de estrategias, el que contribuyó a la derrota de Alonso tras el segundo repostaje en Nürburgring. El simulacro de los mecánicos de Ferrari en Montmeló pudo ser debido a una alarma real por la diferencia de rendimiento de los neumáticos. Los Bridgestone de Ferrari no ofrecían el rendimiento de los Michelin de Renault, presuntamente beneficiados por el calor que presidió la carrera, unos 28 grados ambientales que se tradujeron en una temperatura de entre 38 y 42 en el asfalto.

Schumacher tardó seis vueltas más que Alonso en efectuar su primera parada. Apretó a fondo, cambió las ruedas y repostó como un rayo. Eso le valió para quitarse de en medio a Fisichella. Pero Alonso continuaba a un ritmo irresistible. Después del repostaje, le sacaba diez segundos y elevó la diferencia hasta 13,4 antes de efectuar su segunda parada en la vuelta 40ª.

Si de otros pilotos se tratara, cabría alguna duda respecto a si todo estaba ya decidido. Tratándose de ellos, la suerte estaba echada. De la misma forma que a Schumacher no hay quien le moje la oreja en una situación así, tampoco hay quien sea capaz de rebajar esa ventaja a Alonso, ni el mismísimo Schumi, salvo error en el repostaje o algún incidente. No se produjo ni lo uno ni la otro. Schumacher volvió a parar seis vueltas más tarde que Alonso, en la 46ª. Faltaban veinte, pero, cuando volvió a la pista, lo hizo de nuevo por detrás de Alonso, a más de 12 segundos. Todo estaba decidido.

Desde luego, sobre el asfalto pasaban muchas más cosas. Los McLaren fallaron estrepitosamente. Montoya partió desde muy atrás y encima se salió. Raikkonen también comenzó muy atrás, pero, en una sensacional y arriesgada maniobra, se quitó de en medio a cuatro pilotos. Fisichella se pegó una excursión cuando trataba de seguir la estela de Schumacher, Massa mantuvo el tipo y los Honda continuaron en una línea de discreción. Pero Alonso y Schumacher están dividiendo el campeonato en dos, el que disputan ellos con el título en juego y el que dirime el resto de los magníficos pilotos, a los que les resulta imposible acercarse a una pareja como pocas en la historia de la F-1.

Alonso se ha convertido en el primer español capaz de ganar en casa un gran premio que precisamente cumplía su cincuentenario, en el único que es capaz de seguir la estela de Schumacher con su 12º segundo podio consecutivo -19 es el récord del alemán-, con la undécima victoria de una corta carrera, todavía en los albores, pero en la que ya ha superado la barrera de los 300 puntos (301), con un triunfo ante su afición que le sitúa con una confortable ventaja de 15 respecto a Schumacher y doblando ya los que suma el tercer clasificado, Kimi Raikkonen: 54 por 27. Los datos dan una idea de la magnitud de la pugna de los dos fueras de serie de la fórmula 1.

Fernando Alonso, enfilado hacia el triunfo desde la salida.
Fernando Alonso, enfilado hacia el triunfo desde la salida.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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