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Fórmula 1 | Gran Premio de España
Columna
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Cinco grados trascendentales

Todo apuntaba hacia un lado, pero el tiempo se ocupó de darle la vuelta. Vistos los entrenamientos y la cronometrada del Gran Premio de España de F-1, parecía que Renault sería incapaz de resolver el problema que le planteaba la superioridad evidente de Ferrari y de sus neumáticos Bridgestone en el circuito de Montmeló. Incluso en el equipo francés existían muchas dudas sobre las posibilidades que tenían de ganar la carrera.

Sin embargo, bastó que cambiaran las temperaturas, que ascendieran unos cuantos grados y alcanzaran los 42, para que el rendimiento de los Bridgestone cayera notablemente y, en cambio, los Michelin de Renault encontraran su punto óptimo de funcionamiento. Cuando las gomas elegidas encuentran en la pista las temperaturas límite para las que están preparadas, entonces un cambio de sólo cinco grados puede resultar trascendental. Los neumáticos entran en una zona peligrosa en la que todo resulta bastante impredecible. Y eso fue lo que ocurrió en Montmeló.

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Parece claro que el futuro del campeonato se decidirá esta vez más por las prestaciones que sean capaces de ofrecer los Bridgestone o los Michelin que por otra cosa. Ferrari ha vuelto a demostrar que mecánicamente tiene un coche tan bueno o incluso superior al de Renault. Pero, si las gomas no le acompañan, se convierte en vulnerables porque no puede ofrecer el 100% de sus posibilidades. Y la distancia con Renault es todavía tan corta que puede cambiar los decorados en cuestión de horas.

A todo ello debe unirse un hecho irrefutable: Fernando Alonso es un piloto que marca diferencias. Ayer volvió a demostrarlo. Salió como un rayo y condujo sin cometer errores y explotando el coche y su capacidad a tope, buscando poner diferencias entre él, Fisichella y Schumacher. Hizo una carrera impresionante y cuando dispuso de 10 segundos no sólo los mantuvo, sino que incluso los aumentó. Michael no podía seguirle, pero lo más curioso fue constatar que tampoco Fisichella lo consiguió. Y eso es más grave porque este circuito se adapta muy bien a las características del piloto italiano y, además, contaba con el mismo coche y los mismos neumáticos que Alonso.

En el segundo repostaje, ya con todo prácticamente decidido, Renault colocó al coche de Alonso un juego de neumáticos nuevos, pero le bajó las presiones para evitar que un exceso de exigencia en una pista ya con altas temperaturas pudiera producir un sobrecalentamiento y un problema de graining (pequeñas ampollas que aparecen en las cubiertas) como el que habían sufrido ya el viernes.

Todo les salió bien. Parecía el día de Renault y Alonso no perdonó. Sin embargo, Ferrari no se rendirá. Ahora viene la carrera de Montecarlo, imprevisible para todo el mundo, pero que requiere una fuerte carga aerodinámica, lo cual parece favorecer a Ferrari. Y le seguirán las de Silverstone, Canadá y Estados Unidos, donde el campeonato puede estar decidiéndose o entrar en ebullición.

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