El 'jefe' toma conciencia 'folk'

Bruce Springsteen está de nuevo en España. Apenas un año después de su paso por Madrid y Barcelona, El Boss se cita nuevamente con sus seguidores para ofrecerles su último trabajo, un disco que, bajo el título de We shall overcome, the Seeger sessions, representa un nuevo paso adelante en su toma de conciencia como ciudadano, amparado artísticamente por el cancionero tradicional defendido por Pete Seeger, uno de los artistas más significativos y concienciados de la música popular norteamericana. El concierto, que se iniciará a las 21.30 de esta noche en el pabellón Olímpico de Badalona, agotó sus localidades con la celeridad acostumbrada. Porque Springsteen ya es una megaestrella.

Pese a haber vendido más de 60 millones de copias de su discografía, el rockero de Freehold ha sabido mantenerse al margen de la actitud habitual de las estrellas de la música, mostrando un perfil de persona accesible y razonable que manifiesta en múltiples detalles. Por ejemplo, no suele solicitar de la empresa promotora de sus conciertos, Doctor Music en España, que solvente sus necesidades, siendo él mismo a través de su equipo de colaboradores más inmediatos quien organiza su agenda. Por esta razón, ayer se ignoraba cuándo habrá llegado o llegará a Barcelona en su jet privado, procedente de Milán. El concierto de hoy en Badalona es la única actuación española de su gira europea.

De igual manera, aspectos como su plan de ocio lo organiza él mismo, decidiendo sobre la marcha en qué ocupará las horas que le queden libres en la ciudad, en la que, en principio, está previsto que permanecerá hasta el próximo martes. Sobre lo que no parece haber muchas dudas es sobre el hotel donde se hospedará, ya que habitualmente gusta de ver el Mediterráneo desde los ventanales del Arts, situado en pleno litoral barcelonés.

La situación política y social que se vive en Estados Unidos desde que George W. Bush es el presidente del país parece el gran acicate que ha movido a Springsteen a editar sus últimos trabajos. Si ya The rising estuvo motivado por la conmoción provocada por los atentados del 11 de septiembre y The devil and the dust era un reflejo del malestar y desasosiego provocado por la guerra de Irak, We shall overcome, the Seeger sessions se inscribe en el convencimiento del artista de que éstos son momentos para hablar de los derechos civiles, de la toma de conciencia ciudadana ante las injusticias y, en definitiva, de la fuerza que ha de tener la sociedad para manifestar su oposición ante los abusos del poder.

Bruce Springsteen es, pues, un artista más concienciado, e incluso prolífico -tres discos en cuatro años-, desde que el presidente republicano se aloja en la Casa Blanca. Desde allí, Bush ha conducido a su país a la guerra y ha condenado a Nueva Orleans al olvido tras el huracán Katrina. Precisamente, y en un nuevo gesto simbólico, Springsteen arrancó en Nueva Orleans la gira que esta noche llega a Badalona.

Y si la toma de conciencia y la defensa de los derechos de los ciudadanos está en la base de su último trabajo, Pete Seeger, de quien se acaba de editar Pete Seeger, brothers & sisters, un doble compacto con su mejor cancionero, es el espejo de honestidad artística, ideológica y musical en el que Bruce ha querido reflejarse. A diferencia del cantautor folk represaliado por el macartismo en los años cincuenta, Springsteen ha soslayado un tratamiento parco de las canciones, envolviendo las composiciones en un aire de celebración campestre y festiva, servido por una big band que incorpora violines, banjo, guitarras acústicas, pedal steel, mandolina, tuba, saxo, percusión y acordeón, entre otros instrumentos.

Las razones de acudir a tal instrumentación parecen claras: si bien es cierto que el tono del disco es reivindicativo, el jefe no quiere soslayar la alegría propia de la música popular y desea que esta reivindicación de ciudadanía tenga precisamente el lenguaje de la música tradicional blanca como guión y banderín de enganche. Por tanto, Pete Seeger, brothers & sisters es un disco de celebración que, pese a su tono, aparca las conmociones, tristezas, angustias y penurias de una sociedad que, como la norteamericana, parece avanzar sin saber muy bien hacia dónde.

Este mismo aire de celebración festiva y popular es el que esta noche se vivirá en Badalona. En la undécima cita que Bruce Springsteen tiene con el público catalán -es de sobra conocida su complicidad con la ciudad de Barcelona, en la que grabó el DVD Live in Barcelona hace cuatro años-, el rockero, ahora seducido por el folk, ha querido recrear en directo su último trabajo sin que falte ni una coma. Por eso le acompañan casi los mismos músicos con los que grabó el disco en apenas tres sesiones y sin apenas ensayos, casi de un tirón. En conjunto, 17 músicos en el escenario, cinco de ellos vocalistas, encabezados por su mujer, Patti Scialfa, única representante de la temporalmente aparcada E Street Band.

Para acoger a semejante tropa, se dispondrá en el pabellón un escenario especial que permite albergar a los músicos sin que ello suponga las grandes dimensiones propias de las masivas celebraciones rockeras. Pantalla de vídeo para acercar los gestos al respetable, un equipo de 120.000 vatios de luz y 80.000 de sonido movidos por 90 personas de la gira, que reciben el apoyo de 300 en cada parada, son otras cifras que permiten montar un espectáculo que se puede imaginar acudiendo a una contraportada: la del disco Harvest, de Neil Young. Esta noche, la tecnología estará al servicio del campo. Un Bruce Springsteen más rural que nunca está en España.Es un artista más concienciado e incluso prolífico desde que el presidente Bush se aloja en la Casa Blanca