Las sesiones folk de Bruce Springsteen
El 'Jefe' triunfa en directo en Badalona con su homenaje a Bob Seeger
Bruce Springsteen ha convertido en una auténtica fiesta musical su particular visión del legado folk de Pete Seeger en su único concierto en España, que ha reunido en el Pabellón Olímpico de Badalona (Barcelona) a un total de 9.663 espectadores. Había expectación por ver cómo trasladaba el rockero de reehold (Nueva Jersey, EE UU) el desnudo material grabado por Seeger, en especial el anterior a su unión con Woody Guthrie para formar The Almanac Singers, y, al igual que en el disco que ha motivado esta undécima visita de Springsteen a Barcelona y alrededores, El Jefe ha optado por la mayor cantidad de medios posibles.
Comunicativo como siempre que se deja caer por estas tierras, Springsteen ha recordado en todo momento el por qué de su homenaje a Seeger, un hombre honesto, casado con la honradez y que sufrió la persecución política por hacer aflorar las mentiras de la guerra fría. Cincuenta años después, Springsteen parece haber encontrado, aún con más razón, su lugar en estos tiempos: tiene suficiente dinero y reconocimiento como para dorarle la píldora a nadie. Tiene demasiada rabia como para tragarse según qué sapos. Siente tanta vergüenza por la actuación internacional de su país como para permitir las mentiras de George W. Bush.
Y si Pete Seeger escribió en su banjo "este instrumento atrapa el odio y le obliga a doblegarse", y Woody Guthrie, el hombre en quien se miró Bob Dylan, rotuló sobre su guitarra "esta máquina mata fascistas", Springsteen se ha mirado en el espejo del neoyorquino, nacido en 1919, para gritar que su voz, su armónica y sus guitarras atacan la mentira, la insolidaridad y el abuso de poder.
Eso sí: en vez de hacerlo como los trovadores o los cantautores folk de principios del siglo XX, Springsteen saca la billetera, se reúne de 17 músicos, de lo mejorcito de Nueva Orleans, y dicta sentencia a ritmo de folk, blues, country, gospel, cajún o zydeco, convirtiendo un homenaje a Seeger en un canto de esperanza interpretado por una big band que acaba como una marching band.
Homenaje a Bob Seeger
Para ello ha partido de las canciones incluidas en su último trabajo, We shall overcome. The Seeger sessions. Así, tras empezar con John Henry, presentó el segundo, Oh, Mary, Don't You Weep, en catalán, como toda la noche, diciendo "me gusta volver a estar aquí tan pronto. Esta noche nos divertiremos".
Johnny 99, de su disco Nebraska, concebida con guitarra y voz, fue un canto sureño, y, tras insistir al público si "estaba preparado para cantar", atacó Old Dan Tucker, que provocó un "oé, oé, oé" de estadio de fútbol.
"Esta canción habla de la vida y los derechos civiles en Estados Unidos", dijo de Eyes on the Prize, que cantó como si le fuera la vida en ello, y, con su mujer, Patti Scialfa -voz y guitarra-, siempre a su lado, prosiguió con Jessie James, Adam raised a Cain, Erie Canal -"una canción de amor de un hombre a su mula porque en 1905 las mulas eran muy importantes", explicó-, My Oklahoma Home -"sobre la gran depresión americana"- e If I Should Fall Behind.
Entonces, confesó que era la última noche que pasaba con su mujer, que se vuelve a Estados Unidos y no acaba la gira europea, y tras el aplauso unánime de los asistentes, fue el turno de Mrs. McGrath, How Can a Poor Man Stand Such Times and Live?, Jacob's Ladder, We Shall Overcome -"una de las canciones protesta más famosas"-, Open All Nigy down y Pay Me My Money Down.
Con el violín, los metales, el acordeón y el banjo remarcando la parte más lúdica y festiva, un sinfín de percusiones, la pedal-steel guitar, las guitarras acústicas y los coros han ejercido de contrapunto en un concierto de casi dos horas y media de duración. Unas lámpáras como de salón del Oeste americano, un telón frontal simulando el típico music-hall, 120.000 vatios de luz y 80.000 vatios de sonido de última generación, y dos pantallistas de vídeo de gran definición han sido suficiente para triunfar.
En el bis, My City of Ruins -dedicada a su representante y descubridor, Jon Landau, por su cumpleaños-, una mezcla de Pay me my money down y Ramrod, You Can Look (But You Better Not Touch) y When the Saints Go Marching In. Y, como anunció, volverá a España en otoño.
Babelia
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