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Cheney acusa a Rusia de hacer chantaje con su política energética

El vicepresidente de EE UU critica el retroceso democrático bajo el mandato de Putin

El vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, criticó duramente a Rusia por el retroceso democrático experimentado bajo el régimen de Vladímir Putin y por utilizar su riqueza energética como arma política. Cheney, que llegó a usar la palabra "chantaje" en una referencia al Kremlin, señaló que Moscú debería regresar a la vía de las reformas democráticas, pues ello "le garantizará más éxitos a su pueblo y también más respeto de parte de los países vecinos".

Estas declaraciones las hizo Cheney durante su intervención en la conferencia internacional celebrada ayer en Vilna, la capital de Lituania, por nueve líderes de los países Bálticos y del mar Negro, a la que asistieron también Javier Solana, Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad Común, y Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores de España.

"No se sirven intereses legítimos cuando el gas y el petróleo se convierten en armas de intimidación o chantaje, ya sea a través de la manipulación del abastecimiento o de los intentos de monopolizar el transporte", dijo el vicepresidente norteamericano.

Rusia protagonizó a fines del pasado año la llamada guerra del gas contra Ucrania, durante la cual llegó a suspender el envío de combustible ruso a ese país vecino, por donde transcurren varios gasoductos que suministran gas natural a distintos países europeos, dependientes de ese abastecimiento. En esa ocasión, Ucrania decidió desviar a su propio mercado parte del gas ruso. El contencioso terminó después de que Rusia y Ucrania negociaran unas tarifas especiales para el gas de consumo ucranio.

En este contexto de presión política derivada del gas ruso, en las últimas semanas el Kremlin ha amenazado en varias ocasiones con concentrarse en los mercados asiáticos si Europa continúa poniendo trabas a la expansión de las compañías energéticas rusas en el continente, sobre todo a Gazprom, el monopolio del gas.

Cheney, en su dura intervención en Lituania, señaló que los opositores a las reformas en Rusia "están tratando de revertir los logros de la última década", imponiendo nuevas restricciones a los derechos democráticos y a la sociedad civil, "empezando por la religión y terminando por la prensa y los partidos políticos".

Aunque el vicepresidente estadounidense subrayó que "de ninguna manera se pueden justificar las acciones que merman la integridad territorial de los Estados vecinos, o que obstaculizan el desarrollo democrático en esos países", tuvo al mismo tiempo algunas palabras de elogio para Rusia, pero referidas a la época del anterior presidente ruso, Borís Yeltsin.

Así, Cheney destacó que la democratización experimentada por Rusia a lo largo de la última década del siglo pasado ayudó a poner fin a la guerra fría, y aplaudió el que los rusos hubieran logrado un enorme progreso histórico al superar los males del siglo XX. "Nadie de nosotros cree que Rusia está destinada a convertirse en un enemigo".

El discurso de Cheney -conocido por su línea dura con respecto a Rusia en el seno de la Administración norteamericana- se produce en momentos de creciente tensión en las relaciones entre Washington y Moscú. EE UU no ha logrado convencer al Kremlin de la necesidad de imponer sanciones contra Irán, país que se niega a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio. Washington está convencido de que el objetivo final de Teherán es poder fabricar bombas atómicas. Cheney -que realiza una gira de seis días para impulsar los valores democráticos, y que después de Lituania visitará Kazajstán y Croacia- no fue el único en criticar al Kremlin.

"La amenaza de nuevos telones de acero no ha desaparecido. En nuestra vecindad hay Estados que tratan de evitar las reformas democráticas", dijo el presidente de Lituania, Valdas Adamkus, refiriéndose no sólo a Rusia, sino también a Bielorrusia, país sobre el que también se pronunció el vicepresidente norteamericano. Cheney la calificó como "última dictadura de Europa", y pidió poner en libertad a Alexandr Milinkévich, líder de la oposición. Solana, por su parte, prometió que "la Unión Europea seguirá apoyando las aspiraciones del pueblo bielorruso".

Dick Cheney (derecha) habla con Javier Solana ayer en Vilna.
Dick Cheney (derecha) habla con Javier Solana ayer en Vilna.REUTERS

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