100 días en campaña electoral permanente
El pasado lunes se cumplieron 100 días de Evo Morales como presidente de Bolivia. Para esa fecha, que coincidía con el Primero de Mayo, el Gobierno había anunciado un fuerte incremento del salario mínimo para todos los bolivianos; actualmente, en 43,5 euros mensuales. La medida pretendía ser un golpe de efecto de Morales, cuya popularidad en abril ha bajado 12 puntos (del 80% al 68%) en las encuestas.
El sindicato más importante, la Central Obrera Boliviana (COB), ha empezado a mostrar su desencanto y desencuentro con el primer presidente indígena del país. Se trata de algo muy preocupante para los dirigentes de Movimiento Al Socialismo (MAS) cuando quedan menos de 60 días para que se celebren elecciones a la Asamblea Constituyente, que decidirá la nueva configuración del Estado boliviano.
En vez de la subida salarial, Morales anunció la nacionalización de los hidrocarburos, que durante tres días ha eclipsado cualquier discusión y que ha logrado el apoyo, al menos tácito, de sectores en principio discrepantes, como la oposición en La Paz o los autonomistas de la región de Santa Cruz (este).
El vicepresidente, Álvaro García Linera, reconoció ayer que la subida tardará unos días y que no superará el 20%, mucho menos de lo prometido. A medida que se apagan los ecos de la confrontación con las empresas extranjeras y los militares se retiran de las instalaciones petrolíferas, reaparecen los problemas del Ejecutivo.
Ayer en Santa Cruz, el ministro de Presidencia, Juan Ramón Quintana, discutía con el Comité Cívico pro Santa Cruz la desconvocatoria de una huelga general prevista para hoy.
El Gobierno subraya que "en 100 días se ha adelantado más que en 20 años", pero la oposición y diversos sectores sociales advierten que desde que juró su cargo, Morales vive en una campaña electoral permanente con vistas al 2 de julio.
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