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MIRADOR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sima de los Huesos

Cuanto más sabemos, menos sabemos, podría ser la moraleja de la nueva propuesta científica sobre el yacimiento de la sima de los Huesos y según la cual aquellos antepasados encontrados en el fondo de un pozo natural en la sierra burgalesa de Atapuerca vivieron hace como mínimo medio millón de años, y no los 300.000 años antes estimados. Se trata, de momento, de la propuesta de un prestigioso especialista en métodos de datación, esa disciplina que tanto ha cambiado la percepción de historia. Ha sido acogida sin mucho entusiasmo por los paleontólogos, ya que, para empezar, tiende a trastocar incómodamente la cronología humana del último millón de años, tan bien representada en Atapuerca. Sin embargo, el equipo de la sima de los Huesos ya había concluido, por otros datos, que los fósiles a cuyo estudio se dedica eran un poco más antiguos que los 300.000 años citados, pero no tanto. Si se demostrara que la nueva datación es la correcta, habría que pensar en nuevos modelos de evolución humana en aquella época, modelos más complejos según los cuales unas poblaciones evolucionarían más deprisa que otras y terminarían por coexistir poblaciones bastante diferentes en sus rasgos y posiblemente en sus capacidades, como todo indica que coexistieron posteriormente los neandertales y los seres humanos actuales. No hay peligro, sin embargo, de que se hunda el edificio del conocimiento construido en los últimos siglos sobre la evolución humana, entre otras cosas porque ya está muy acostumbrado a los terremotos.

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