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El artista cubano X Alfonso defiende la fuerza del 'rap'

Diego A. Manrique

Para algunos, X Alfonso encarna el futuro de la música cubana, un antiguo rockero que enhebra elementos tradicionales con rap, electrónica y funk. Alfonso, que vivió varios años en Barcelona, vuelve a España estos días para recoger el premio Artista Latino Revelación, que la Academia de la Música entrega este viernes.

X Alfonso (La Habana, 1972) muestra una risueña actitud vital, que sólo cambia cuando llegamos a Habana blues, la película de Benito Zambrano. Cree no representar un hipotético "modelo siglo XXI" de músico cubano, aunque reconoce compartir actitudes con Habana Abierta, Descemer Bueno y otras figuras cosmopolitas: "Somos hijos de la Revolución y, aunque salgamos de la isla, siempre volvemos. Es nuestro sitio y agradecemos los recursos que allí nos ofrecen: yo trabajé meses con docenas de músicos y bailarines para Delirium, un espectáculo que se representó dos noches".

Sus posturas quedan reflejadas en los textos de su disco Civilización (Nuevos Medios). "Me gusta del rap la densidad de sus mensajes, la capacidad para comunicar. Soy genéticamente rockero [su padre fundó el histórico grupo Síntesis] pero, tras escuchar a Tupac Shakur, tuve que cambiar". Lo que no significa renunciar a la herencia: "En Civilización, inserto congas o un pregón callejero que me enseñó mi abuela. Muy antiguo: lo cantaba el pìñero, que también vendía frutas de Castilla o de Valencia".

Sus experimentos causaron polémica: "Con X Moré, apliqué técnicas del hip-hop a discos de Beny Moré. Lo presenté en una emisora cubana y la primera llamada fue alguien que me echó candela, parecía que había cometido traición a la patria. Expliqué que había respetado las grabaciones originales del Beny y que sólo sumé ideas contemporáneas; los siguientes oyentes fueron más comprensivos". Para su asombro, X Moré fue candidato a varios premios Grammy.

'Habana blues'

La sonrisa se le congela con el tema de Habana blues. La historia del protagonista se parece mucho a la suya propia (y la de tantos otros músicos del boom de los noventa). "Estuve en el casting, pero Benito Zambrano prefirió profesionales. Eso sí, yo escribí la mayor parte de las canciones que suenan en la película y me ocupé de materializarlas para que los actores fingieran que cantaban". Ante su estupor, se propició la formación de una Habana Blues Band que hace exitosas giras con ese repertorio, pero sin su presencia: "Hay mucho descaro, parece un nuevo Milli Vanilli". Eso sí, paladea la comicidad de la escena de los últimos Goya: "Ganamos como mejor música y subimos no sé cuántos a recogerlo. Y si te fijas, se ve que todos queremos hacernos con la estatuilla".

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