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Reportaje:El futuro de Marbella

Dos bodas y un parque móvil sin seguro

La gestora que gobierna Marbella se topa con una nómina para 3.000 empleados, casi como el Ayuntamiento de Málaga

Luis Gómez

Diego Martín Reyes, presidente de la gestora que regirá el polémico Ayuntamiento de Marbella durante un año, aceptó que su primera actuación fuera la de saludar a los componentes de lo que quedaba de corporación, antes de procederse a la toma de posesión. Fue un acto amable, que tuvo su lado simpático. Llegados a una sala contigua al despacho de la alcaldía, Martín Reyes hizo ademán de sentarse en la silla presidencial cuando fue advertido por quien en ese momento era todavía alcalde en funciones, el ex futbolista Tomás Reñones. "No se siente ahí", le dijo, "los que lo han hecho hasta ahora han acabado mal. Ese sillón está maldito". Martín Reyes se quedó parado, se lo pensó, y se sentó al otro lado de la mesa.

Los primeros mil euros de gasto fueron para cambiar las llaves de algunos despachos
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Una semana es poco tiempo para hacer balance de una gestión municipal, pero sobre los 16 hombres y mujeres que forman la gestora del Ayuntamiento de Marbella se centran, por razones que a nadie se le escapa, todas las miradas. La gestora es ahora mismo un inestable gobierno de concentración nacional, con representantes de todos los partidos políticos representados en Andalucía (PSOE, PP, IU y PA). Su objetivo es poner orden en Marbella en el plazo de un año. La tarea no es sencilla.

Los primeros pasos han sido incipientes, porque se mezclan la toma de decisiones urgentes con la propia gestión de la rutina municipal. La gestora dispone de un reglamento de funcionamiento que debe dar respuesta a numerosas cuestiones que se puedan ir planteando. Por ejemplo, una muy simple: ¿puede una gestora celebrar matrimonios? La respuesta fue afirmativa y el martes pasado, a la una de la tarde, el presidente, Martín Reyes, celebró su primera boda. "Hemos decidido que no sea yo el único que lo haga y que nos vayamos rotando. Ya hemos celebrado una segunda boda. Lo que sí hice fue pedirle a los novios que me enviaran una foto como recuerdo".

La boda fue la anécdota más agradable de la primera semana de la gestora, porque todo lo demás no ha sido más que un cúmulo de problemas que retratan de alguna manera la dificultad de la tarea y el caos que atravesaba el consistorio. En pocas horas, los asuntos pendientes se agolparon sobre los diferentes delegados, pero uno de esos asuntos adquirió el carácter de urgente: una buena parte de los vehículos municipales circulaban sin seguro por las calles de Marbella. La póliza había caducado y el anterior consistorio no la había abonado. Entre los vehículos había autobuses escolares y coches de bomberos. Así que la primera decisión de la gestora fue negociar una nueva póliza con la compañía de seguros.

Otras carencias resultaron menos dramáticas: escaseaba el papel en el gabinete de prensa y la tinta en las impresoras de los departamentos. El presidente solicitó un ordenador en su despacho y la gestión duró un tiempo. Conseguidos los aparatos, apareció un nuevo problema: el ordenador no tenía procesador de textos y la impresora no funcionaba. También le faltaba tinta. Hicieron falta varios días para que el equipo funcionase correctamente.

Los primeros 1.000 euros de gasto municipal fueron a parar al cerrajero. La decisión parecía lógica a la vista de algunos antecedentes, así que se cambiaron las cerraduras de algunos despachos. Porque justo unos días después de la operación policial, el Ayuntamiento sufrió un robo muy particular: unos individuos entraron en una dependencia y se llevaron documentación escondida en una habitación. El robo se hizo a la luz del día, con todo descaro, con una furgoneta aparcada a la salida, aprovechando que la gente pensó que se trataba de policías en busca de más documentos. No fueron policías y tampoco hay constancia de qué documentos se llevaron.

La gestora determinó que todos los departamentos hagan una primera evaluación de las necesidades más urgentes, pero la primera gestión tenía que ser el pago de las nóminas del personal. "Por primera vez en 15 años se pagarán las nóminas con la correspondiente aportación a Hacienda y a la Seguridad Social", reconoce Martín Reyes.

Según algunas fuentes, la cuantía de la nómina mensual puede alcanzar los 11 millones de euros, pero la gestora no ha podido determinar todavía a cuántos empleados asciende el personal municipal, entre funcionarios, contratados y asesores. Éste será uno de los asuntos más peliagudos que tendrá que afrontar la gestora, porque el Ayuntamiento suma unos 1.300 funcionarios más una cantidad que puede superar los 2.000 trabajadores entre el personal de las sociedades municipales creadas durante la etapa del mandato de Jesús Gil y Gil. El número de estas sociedades llegó a alcanzar la cifra de 47 empresas, pero todos los cálculos señalan que sólo 9 permanecen activas. Aún así, algunas de estas empresas, como es el caso de Gerencia de Obras, dispone de unos 960 trabajadores.

Se da la circunstancia de que Gerencia de Obras tenía empleados en todos los departamentos municipales, algunos de ellos como responsables de los mismos. "Esa empresa actuaba casi como un ayuntamiento paralelo que impregnaba todas las dependencias municipales", comentaba una fuente de la gestora. En las empresas figuraban numerosas contrataciones que se han hecho, al parecer, sin seguir los procedimientos legales. Además de familiares de altos cargos en la etapa de Gil y de la alcaldesa Marisol Yagüe, había una disparidad de salarios evidente, "con gratificaciones mensuales de hasta 160.000 euros".

La gestora no ha tenido tiempo material de poder analizar las nóminas, ni la idoneidad de las contrataciones, pero el volumen de personal de Marbella no resiste comparaciones. Marbella tiene casi tantos empleados como el Ayuntamiento de Málaga, una ciudad de casi 600.000 habitantes, cinco veces superior. La desproporción es evidente: después de Sevilla y casi a la par de Málaga, Marbella compite en igualdad de condiciones como uno de los tres municipios con más personal de toda Andalucía.

Primeras bajas y moral frágil

La primera semana de actuación de la gestora ha sido una experiencia lo suficientemente intensa como para que la mayoría de sus miembros sean conscientes de que el lugar más convulso de España no va a dejar de serlo de inmediato.

La primera polémica saltó en la misma composición de la gestora. Se nombró, a propuesta del PP, a Salvador Guerrero como delegado de Hacienda, un abogado que llevaba la defensa de uno de los imputados en la Operación Malaya. Guerrero dimitió nada más ser tomar posesión por entenderse que se producía una presunta incompatibilidad. Ahora, aparece otra polémica alrededor de Rafael Duarte, por sus asesoramientos en el Ayuntamiento de Manilva (Málaga), cuyo alcalde fue detenido y encarcelado por sus conexiones con la red de blanqueo que puso de manifiesto la Operación Ballena Blanca. Lo más probable, según las fuentes consultadas, es que Duarte deje el cargo en breves fechas.

Estos dos incidentes han minado la moral de la gestora, según reconocen algunos de sus componentes, porque abundan los rumores de nuevas investigaciones sobre el pasado de sus miembros. "Hay mucha gente interesada en que fracasemos y muchos intereses en nuestra contra, pero se trata de una oportunidad única para los partidos políticos", dice uno de sus miembros, "no debemos desaprovecharla, porque aquí puede aparecer en cualquier momento un partido independiente de dudosa procedencia que quiera sacar partido de nuestras desavenencias o de nuestros errores".

La gestora se había comprometido ante grupos ecologistas y asociaciones vecinales a retirar buena parte de las casi 700 impugnaciones a decisiones de la Junta y de los juzgados en materia urbanística. Además, había decidido también hacer cumplir algunos decretos de la anterior alcaldía que decretaban la paralización de una serie de obras. "Por extraños motivos, y a pesar de que era una decisión firmada por la alcaldesa, resulta que esas obras no se paraban", comenta un miembro de la gestora.

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