Los diputados del PP piden a la dirección una crítica más dura por la 'kale borroka'

La reunión que ayer mantuvo el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso concluyó de forma muy poco frecuente: cuando llegaron al capítulo de ruegos y preguntas, en lugar del habitual silencio hubo media docena de peticiones de palabra para destacar dos peticiones de los diputados del PP a su dirección. Le reclamaron una crítica más dura cuando se produzcan ataques de kale borroka como los registrados el pasado fin de semana en Navarra y Vizcaya, y pidieron que se ponga en marcha cuanto antes -y con toda la fuerza posible- la propuesta de Mariano Rajoy para defender una reforma de la Constitución para que el Estado recupere competencias y frene lo que el PP entiende como disgregación de España.

Estas dos peticiones de los populares tomaron la forma de reflexiones personales sobre el momento político y el escaso margen de maniobra que ellos ven que tiene la dirección del PP para responder a los debates tras el alto el fuego y la aprobación del Estatuto catalán. Sobre el alto el fuego, defendieron una respuesta más dura a las "bravuconadas" de Batasuna y a los ataques de terrorismo callejero. El interlocutor, por parte de la dirección popular, de estas opiniones de sus diputados fue Eduardo Zaplana. Éste se comprometió a convocar una reunión monográfica sobre estos dos asuntos a la que quizá podría acudir Mariano Rajoy.

Por otra parte, sobre ETA y la "quiebra" del consenso constitucional de 1978 habló ayer José María Aznar, ex presidente del Gobierno, en Cáceres. En una comida a la que asistió el empresariado extremeño para presentar un programa de actos de FAES (la fundación que preside) en esa autonomía, Aznar dijo que el "deseo independentista" de ETA ve ahora más visos de alcanzar su meta, que el nuevo Estatuto de Cataluña "quiebra" el sistema político del 78, y que las naciones políticas "artificiales se dan de bruces" con la historia.

Según Aznar, "las exigencias de la banda terrorista -las mismas de siempre, sin bajarse ni un peldaño- expresan el deseo de los independentistas de lograr ahora lo que toda la sociedad española les había negado durante 40 años". La única diferencia, en su opinión, "es que ahora lo creen posible en el actual proceso de ruptura y negociación política en el que estamos" tras la aprobación del Estatuto catalán.