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Un apoyo del PP

El PNV ha utilizado un rocambolesco procedimiento reglamentario para plantear su propuesta. A pesar de que durante el debate de las dos enmiendas a la totalidad ya anunció que el acuerdo entre Madrazo y los socialistas debía ser "pulido", no presentó ninguna enmienda parcial propia para la discusión en ponencia. Ésta se constituyó poco después de que se rechazaran las enmiendas globales del PP y de EHAK.

Al no tener enmiendas propias vivas, si el PNV quiere que salga adelante su propuesta debe transaccionarla con algún partido que sí las haya presentado y que se muestre receptivo a sus planteamientos. Podría ser el caso del PP, que ayer dijo que le "sonaba bien la música" de la iniciativa peneuvista. Con esta maniobra, lograría que esa enmienda transaccionada formase

parte del dictamen final de la ponencia, que luego será votado por la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio. Si la enmienda es rechazada en el debate en comisión, el PNV incluso podría reservarla para votarla en el pleno final. Tal y como están las cosas, esa hipotética alianza PP-PNV no conseguiría los apoyos necesarios, dada la oposición del resto de los grupos.

Si los nacionalistas deciden llevar las cosas al extremo, la crisis en el seno del tripartito sería inevitable.

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