Entre las cifras y la realidad
Latinoamérica sufre la diferencia entre los positivos datos macroeconómicos y el aumento de la brecha social
Las buenas cifras no pueden esconder la realidad y, lo que es peor, tal vez no sirvan para mejorarla. A esta perspectiva se enfrenta el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyas previsiones para 2006 muestran un importante crecimiento de América Latina en su conjunto pero, a la vez, constatan la brecha social que se está ampliando en el continente y la necesidad de ponerle remedio lo más rápidamente posible. Sin embargo, entre los países de la zona no existe una estrategia común para hacer frente al problema. Los Estados representados en el BID ni siquiera han sido capaces de acordar temas como la condonación de la deuda externa a los cinco países más pobres de América.
América Latina, según los datos del Banco Interamericano de Desarrollo, crecerá durante 2006 en torno al 4% en su conjunto
Mucho más explícitos que el BID han sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), quienes el pasado jueves criticaron a los países de la región por no aprovechar los buenos indicadores para reducir los niveles de pobreza, aunque desde los países afectados se han alzado voces recordando a ambos organismos su parte de responsabilidad en la situación actual.
América Latina, según los datos del BID, crecerá en 2006 en torno al 4% en su conjunto. Argentina, con el 7,5%; Venezuela, con el 7%, y República Dominicana, con el 6%, liderarán el proceso de acuerdo con las cifras hechas públicas el pasado miércoles por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Pero al mismo tiempo, no está prevista una reducción significativa de los 68 millones de personas que subsisten sin agua potable. Un ejemplo de desigualdad social sobre la que ha mostrado su preocupación el nuevo presidente del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, en la reunión anual del organismo en la ciudad brasileña de Belo Horizonte.
Políticas más ambiciosas
"Aunque las economías van bien, nuestras sociedades van menos bien y hay que cerrar esta brecha", reconoció Moreno ante 11.000 delegados. El director general del FMI, Rodrigo Rato, retomó el argumento el jueves ante la Asamblea de Primavera del organismo para pedir a los países latinoamericanos "políticas más ambiciosas", mientras que el titular del BM, Paul Wolfowitz, ahondó en el argumento al destacar que América Latina es, junto con África, la región del planeta donde es más lenta la lucha contra la pobreza.
"Es cierto que América Latina ha tenido tres años buenos, pero ha sido después de seis malos", subraya el economista chileno Ricardo French-Davis, para quien la clave para hacer sostenible este crecimiento radica en tres puntos: no dejar que se abarate el tipo de cambio de las monedas, el papel de las pymes -que han ganado muy poco durante los periodos de expansión y han sufrido mucho durante las sucesivas recesiones- y la existencia de inversión productiva. "Mientras Brasil y Chile están dejando que se abarate el tipo de cambio, Argentina está manteniendo a su moneda, pero en el caso de los dos primeros países no cabe duda de que se avecina una corrección", advierte French-Davis. El economista apunta además que las cifras de crecimiento pronosticadas por el BID o el FMI -que ha modificado al alza sus previsiones- no reflejan toda la realidad. "El 4% no es sostenible salvo que se eleve en miles de millones de dólares la inversión productiva y no la inversión financiera".
Durante la asamblea anual del BID algunos de los delegados, como el alemán Sebastian Paust, advirtieron sin ambages al auditorio que "el extremo desequilibrio social se puede transformar en una bomba de tiempo de agitación social con un incalculable poder de destrucción". Sin embargo, esta postura no es compartida por algunos expertos regionales. "La situación no es nueva y no creo que una situación semejante se deba al problema de la pobreza, hay otras cuestiones políticas, o energéticas, como por ejemplo es el caso de Bolivia, que también influyen", opina la economista Gabriela Mordecki, de la Universidad de la República en Montevideo. "No es necesario que haya escenarios de pobreza para que la situación social sea explosiva, mire lo que ha ocurrido en Francia con la ley de reforma del empleo", añade.
Las opiniones vertidas desde el FMI esta semana, aunque constatan los grandes avances experimentados en la región en materia macroeconómica, advierten de la necesidad de reformas estructurales antes de que acabe el ciclo económico positivo. Sin embargo, aquí es donde se dan las mayores discrepancias entre los diferentes países de la región que presentan modelos políticos y económicos de naturaleza radicalmente diferente, como pueden ser, por tomar sólo un ejemplo, los representados por Evo Morales en Bolivia, por un lado, y Michelle Bachelet en Chile, por otro.
Y aunque todos en teoría son partidarios de la integración regional para superar con menos dificultad los obstáculos, los expertos señalan que, dadas las diferencias de fondo, ésta apenas se limitará a acuerdos puntuales. "La integración posible será de carácter estratégica. Hay estructuras como el Mercosur que no están logrando vencer sus dificultades y están surgiendo nuevos tipos de asociaciones", constata Mordecki.
Condonación de la deuda
Aprovechando los llamamientos contra la pobreza, los cinco países más pobres de América -Bolivia, Guyana, Haití, Honduras y Nicaragua- han solicitado la condonación de su deuda con el BID, que asciende a 3.500 millones de dólares. Pero haciendo bueno el adagio que para paralizar un proyecto lo mejor es crear una comisión, los 47 miembros del organismo internacional han encargado a un grupo de países, encabezados por Brasil, para que estudie cómo llevar a cabo la medida sin que el prestatario -en este caso, el Fondo de Operaciones Especiales del BID- resulte perjudicado.
Algunos Estados, como México, adelantaron que deben ser los países desarrollados favorables de perdonar esta deuda los que se encarguen de asumirla "dólar por dólar", como ha señalado Francisco Gil, ministro de Hacienda mexicano. En cambio, ha tenido más éxito la propuesta de ampliar el número de sectores privados a los que se pueden prestar fondos, entre ellos el turismo, la minería y las manufacturas, una propuesta liderada por Brasil y Jamaica.
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