La 'teoría del derrame', en entredicho

Aunque todavía se siga utilizando la expresión, el BID ha puesto fin, al menos en la forma, a la "teoría del derrame", muy extendida durante los años noventa por todo el continente y según la cual los buenos resultados macroeconómicos dejarían sentir sus efectos en primer lugar en los estratos más acomodados de las sociedades para, posteriormente, ir derramándose al resto de la sociedad.

La realidad ha demostrado que los índices de pobreza no han descendido de manera drástica incluso en aquellos países que pueden presentar mejores indicadores, como es el caso de Chile, que ostenta el récord de ser el país más desarrollado y con peor distribución de riqueza de América Latina. Otro ejemplo claro es Perú donde los cinco años de presidencia de Alejandro Toledo se han cerrado con un crecimiento total del 21% de su economía, mientras el país no consigue bajar el listón del 60% de pobres.

Sin embargo, algunas voces, como la del ex ministro de Economía argentino Roberto Lavagna, han advertido que el nuevo modelo que se propone también puede revelarse inútil a la hora de solucionar los problemas. Lavagna denomina "teoría del complemento" a la política económica que se acompaña de políticas sociales... pero sólo se acompaña. "Lo que hace falta son políticas económicas que lleven incorporadas las sociales". "La visión del derrame crea unos poco ganadores y muchos perdedores y nuestras economías no disponen de fondos para recoger a los perdedores de ese sistema", corrobora el chileno French-Davis. "Creo que nuestros países se han embarcado en estrategias para impulsar el crecimiento y, al mismo tiempo, las políticas sociales", asegura la uruguaya Mordecki, "yo veo que el problema está en la generación de empleo".