Todo Shakespeare en un maratón colosal
Durante doce meses se representará en Stratford-upon-Avon la obra completa del dramaturgo inglés
La Royal Shakespeare Company (RSC) se fundó en 1960 para salvaguardar y renovar la herencia del más influyente dramaturgo inglés de todos los tiempos. Desde su sede en Stratford-upon-Avon, ciudad donde William Shakespeare nació en 1564 y murió en 1616, revisa periódicamente el legado del bardo. Es la primera vez, sin embargo, que se enfrenta a la totalidad del canon shakespeariano en un maratón de 12 meses. Las 37 obras de teatro, los sonetos y los poemas del contemporáneo artístico de Cervantes se llevarán a escena en producciones de la RSC, de otras compañías británicas y de profesionales extranjeros, entre ellas, la del legendario director japonés Yukio Ninagawa, la del alemán Peter Stein y la del italiano Pippo Delbono.
La cantante Natalie Merchant interpretará parte de los sonetos
El japonés Yukio Ninagama acerca su celebrada 'Titus Andronicus'
"Es una locura, pero una locura fascinante", reconoce Deborah Shaw, directora del festival. El evento arranca con dos producciones de la RSC, Romeo y Julieta y Antonio y Cleopatra, y un variado programa de festejos a lo largo del fin de semana a orillas del río Avon. La apertura oficial del certamen cae en una fecha simbólica internacionalmente: el 23 de abril se reconoce como el día del nacimiento y muerte de Shakespeare. También en esa misma jornada murió Miguel de Cervantes, y la prensa británica no tiene reparos en describir el festival de "proyecto quijotesco".
Shaw se embarcó en la aventura con un entusiasmo propio del hidalgo castellano. Durante 18 meses recorrió el mundo entero en busca de la producción propia o ajena que mejor encajara en el programa de Stratford. Fue añadiendo piezas hasta construir el puzle de la programación de las obras completas de Shakespeare, con 23 montajes de la RSC, 17 producciones internacionales y 14 a cargo de compañías británicas. "Se produce mucho Shakespeare en el mundo. Pero no pretendía rellenar los vacíos que la RSC no podía cubrir, sino entablar diálogos con otras compañías. Se trata de abrir las obras de Shakespeare a distintas perspectivas, interpretaciones y estilos", explica en un reservado del Teatro Real Shakespeare, donde estos días se representa Romeo y Julieta.
Como ejemplo del intercambio de ideas, la directora del festival apunta a la celebrada compañía polaca Teatr Piesn Kozla, que viaja a Stratford con un montaje basado en Macbeth. Esta compañía se aproxima a una obra como quien emprende un viaje sin una fecha límite de conclusión. En la cuna de Shakespeare trabajarán durante un mes y la última semana abrirán los ensayos al público. "No les estrujamos dentro de nuestra estructura y dejamos que experimenten con una técnica de work in progress que, para nosotros, es muy vanguardista. El intercambio es mutuamente satisfactorio", reconoce Shaw.
Se descubren muchas joyas en el Festival de las Obras Completas, como se ha bautizado el certamen. El actor Ian McKellen redondea sus anteriores colaboraciones con la RSC -en Romeo y Julieta, Macbeth y Otelo- interpretando al rey Lear, bajo la dirección de Trevor Nunn.
También retornan a Stratford otros célebres profesionales británicos: Judi Dench, con una versión musical de Las alegres comadres de Windsor; Patric Stewart, famoso internacionalmente por la saga Star Treck, actúa en dos producciones, Antonio y Cleopatra y La tempestad; Peter Hall, primer director de la Royal Shakespeare Company, vuelve con una producción propia de Medida por medida.
Entre los extranjeros, Peter Stein presenta Troilo y Cresida en alemán; Nos de Morro, compañía surgida de las favelas de Río de Janeiro, se atreve con Los dos caballeros de Verona; el Chekvoh International Festival of Theatre colabora con su versión en ruso de Twelfth night; una compañía de Kuwait estrena The Bagdad Richard, basada en Ricardo III, y, entre otras producciones, Ninagama acerca su celebrada Titus Andronicus.
Una selección de sonetos y poemas se escucharán bajo otro prisma en distintos auditorios de la ciudad, incluida la iglesia de la Sagrada Trinidad donde yace la sepultura de Shakespeare y su familia próxima.
Como "semillero de ideas" describe Shaw la puesta en escena de los versos de Venus y Adonis o El rapto de Lucrecia. La cantante estadounidense Natalie Merchant y el violinista rumano Alexander Balanescu, entre otros intérpretes, acompañarán con su música la primera parte de los sonetos. El resto corre a cargo de Gavin Bryars, que estrenará con su Opera North la pieza Nothing like the sun, compuesta específicamente para el certamen.
Con el festival, la RSC deja atrás la pesadilla de los últimos años bajo la dirección de Adrian Noble. Fue una fase de dificultades económicas, de ruptura del espíritu de troupe permanente de actores y de un polémico proyecto de convertir Stratford en una especie de shakespearelandia. Michael Boyd, su director desde 2004, ha devuelto el optimismo, además de la rentabilidad y la ambición creativa sin acomodos comerciales, a la legendaria compañía.
Boyd pone la guinda a su mandato llevando a escena las obras completas del famoso bardo en un récord de 12 meses, hasta abril de 2007. El certamen cuenta con un presupuesto adicional de 3,7 millones de libras (unos 5,300 millones de euros), que se suman a los 43 millones de euros que la RSC gasta habitualmente en su programación anual. La compañía recibe una inyección estatal de 13,9 millones de libras (20 millones de euros) y cubre el resto de sus gastos con subvenciones privadas, patrocinio corporativo y venta de localidades.
"El festival es una declaración de intenciones de la RSC", confirma su directora. Entre ellas destaca el internacionalismo de la compañía, la reafirmación del teatro en ensemble con la creación de dos compañías de la RSC dedicadas al certamen y la apuesta por nuevos dramaturgos y nuevas aproximaciones al repertorio clásico de los siglos XVI y XVII. "Salimos reforzados de la crisis", advierte Shaw, "replanteándonos nuestros principios y objetivos. Compartimos la ambición de Michael Boyd y con este festival celebramos el presente, pasado y futuro de la Royal Shakespeare Company".
El largo desencuentro hispano-británico
Genio universal, poeta inmortal. La popularidad de William Shakespeare nunca decae y, de acuerdo con Deborah Shaw, directora del festival de Stratford, su influencia crece en épocas de incertidumbre política. "Cada vez que acontece algún episodio épico, más producciones hay. Shakespeare pertenece a todas las culturas y cada generación quiere redescubrirlo", explica a la prensa en Stratford. La universalidad se asienta, en parte, en la destreza del bardo para reflejar la verdad con voces discordes. Shaw le considera también pionero a la hora de escribir sobre la vida interna del individuo. "Los extranjeros manejan los textos con plena libertad. Si nosotros cambiamos una palabra, deja de ser Shakespeare", añade.
Entre la decena de producciones internacionales se echan en falta compañías del ámbito hispano. Shaw quiso invitar a Alex Rigola, director del teatro Lliura, pero su última producción de Ricardo III tropezó con fuerte competencia. "Teníamos dos ricardos", exclama la directora del festival. La ausencia de una perspectiva española coincide con la apatía de editores y compañías teatrales británicas hacia la creación en castellano. Cada año se traducen al inglés menos de 40 títulos y las representaciones de clásicos españoles se cuentan con los dedos de la mano.
La situación era completamente distinta en tiempos de Shakespeare, según advierte Barry Ife, profesor emérito del King's College de Londres. El hispanista británico recuerda que las obras de Cervantes y autores anteriores se conocían en Inglaterra, en el original o en traducciones, prácticamente el mismo año de su publicación en España. "Inglaterra era un importador neto de libros en ese periodo. El tráfico era unidireccional y no hay un equivalente de importaciones a España de literatura inglesa".
"La influencia de los libros españoles en la cultura inglesa se ha subestimado y hay un silencio virtualmente absoluto del impacto de la narrativa española en las letras inglesas de los siglos XVI y XVII", lamenta el profesor Ife.
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