Un libro estudia la Universidad de Barcelona en el siglo XVI
Pocas universidades han tenido un periodo de gestación tan dilatado como la de Barcelona. Desde que en 1401 Martín I el Humano creó el Estudio de Medicina y Artes hasta que en 1559 empezó a funcionar plenamente, el Consell de Cent rechazó en dos ocasiones los privilegios otorgados por el Rey que le permitían su creación, ya que éstos no le garantizaban el control de la universidad. El Estudio General de Barcelona, antigua denominación de la Universidad de Barcelona, fue una institución municipal, fuera de la injerencia real o eclesiástica, imbricada con la ciudad que la fundó y financió, lo que favoreció su politización. Su carácter municipalista fue lo que llevó a Felipe V en 1717, tras someter y arrasar parcialmente la ciudad, a clausurar el Estudio de Barcelona y trasladar la Universidad a Cervera. El historiador Antonio Fernández Luzón ha investigado durante 10 años la documentación de esta institución con la que elaboró su tesis doctoral y cuya información le ha servido para escribrir el ensayo La Universidad de Barcelona en el siglo XVI, que acaba de aparecer editado por la propia institución universitaria.
Según Fernández Luzón, dos han sido los principales problemas con los que se ha enfrentado durante su investigación: "El escollo de las fuentes", que le ha obligado a hurgar en series de documentos muy voluminosas y dispersas en diferentes archivos, "como la información recogida en los más de 100 volúmenes del Registre de deliberacions del Consell de Cent, donde se conservan las actas de nombramiento de los catedráticos, los salarios, las ordenanzas y los estatutos", explica Fernández. Ha sido un trabajo arduo que le ha permitido localizar datos que durante siglos se consideraron perdidos. El segundo problema fue "la historiografía catalanista, que ha idealizado las universidades catalanas evitando el enfrentamiento entre la de Barcelona y la de Cervera, creada por Felipe V para castigar a la primera". Según el autor, el ensayo "aporta una síntesis global a partir de las fuentes, sin triunfalismo y con rigor".
El historiador afirma: "La oferta cultural de la Universidad de Barcelona en el siglo XVI no fue ni irrelevante ni provinciana". Para refrendarlo, señala que en sus aulas se usaron los volúmenes de los Coloquios de Erasmo, que en el siglo XVI ejercieron una gran influencia en la educación; fue refugio de humanistas y sospechosos de luteranismo que desarrollaron con cierta libertad su labor docente; contó con una cátedra de Matemáticas y Astrología, y la Facultad de Medicina fue el principal centro del saber médico de Cataluña en el siglo XVI.
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