Las revelaciones de Brooke Shields en su biografía: de su rejuvenecimiento vaginal al edadismo en la industria del cine y la moda
La modelo, actriz y empresaria reflexiona en su quinto libro sobre cómo ha sido crecer bajo los focos, las constantes críticas y la presión por mantenerse joven: “Me llamaron el rostro de una década. ¿Quién demonios decide eso? Es ridículo”, defiende
Brooke Shields (Nueva York, 59 años) no entiende otra forma de vida que no esté relacionada con la fama. Su carrera arrancó extremadamente pronto. Antes de cumplir su primer año de vida ya había participado en un anuncio de una marca de jabones, y otros muchos proyectos le seguirían antes de cumplir los 10. Su madre vio en ella una forma de ganar dinero fácil para solucionar sus problemas financieros y llegó a explotarla e incluso a hipersexualizarla siendo todavía una niña. Se convirtió en un icono sexual al protagonizar La pequeña (1978), película en la que interpretaba a una prostituta, y después de aparecer desnuda en unas fotografías para la revista Playboy con 10 años. Vivió una adolescencia anómala en la que llegó a ser denominada incluso como la novia de América. En la cúspide de su fama tras el taquillazo El lago azul (1980) decidió parar, centrarse en su futuro profesional y dejar de lado un capítulo de su historia que no definía cómo era. Nada volvería a ser como antes, pese a mantenerse de manera discreta en la meca del cine hasta la actualidad.
La modelo, actriz y empresaria parece estar viviendo un renacer mediático gracias al éxito de La madre de la novia (2024), que en apenas siete días consiguió acumular más de 30 millones de visionados en Netflix. Este pasado verano también lanzó al mercado Commence, una línea de productos para el cabello pensada para mujeres mayores de 40 años. Siempre ha demostrado estar muy implicada en luchar contra el edadismo en Hollywood. Harta de los comentarios sobre la vejez y su aspecto físico, lo demuestra una vez más con la publicación, este 14 de enero, de su quinto libro: Brooke Shields is Not Allowed to Get Old: Thoughts on ageing as a woman (Flatiron Books). A Brooke Shields no se le permite envejecer: reflexiones sobre el envejecimiento como mujer, se traduciría en castellano el título.
“No necesito oír más sobre todas las formas en que mi cuerpo empieza a caerse cuando mis ovarios dejan de funcionar”, expuso públicamente en una entrevista para People en agosto de 2023, momento en el que anunció el lanzamiento de esta biografía. Siendo una adolescente, Shields aprendió a contentar a todo el mundo, incluida su madre y también aquellos que le preguntaban sin pudor por su virginidad. Con los años continuaría acaparando la atención del público, pero cada vez utilizaba un discurso más desafiante con el que demostraba que ya nada quedaba de aquella niña inocente que cautivó a medio mundo. Maduraba de manera personal y física, algo que no gustó a aquellos que decidieron criticar cada uno de estos cambios naturales que ocurrían en su cuerpo.
Aunque todavía faltan tres días para que su nuevo libro salga a la venta, ya se han conocido detalles de los temas que aborda, como el edadismo y el hartazgo ante las reiteradas críticas. “Cuanto más se espera que sea invisible, que no haga demandas o que desaparezca para poder congelarme en el tiempo como una versión específica (léase más joven) de Brooke Shields, más tengo la intención de mantenerme firme y ocupar espacio como la mujer que soy ahora”, defiende en estas páginas, en las que dice haberse sentido frustrada por haber sido “pasada por alto” cuando se sentía en su plenitud. También reflexiona y se desahoga sobre cómo siente que no se le haya permitido envejecer. Todo ello le ha ayudado a seguir siendo un icono, pero del envejecimiento sin pedir disculpas.
El relato comienza con una escena muy significativa: ella paseando junto a sus hijas, Rowan, de 21 años, y Grier, de 18. Es en la cotidianidad cuando se da cuenta de que ella ya no es el centro de las miradas y ahora lo son sus herederas. “Los conflictos que sentimos te golpean todos a la vez. Hay tanta protección, tanto orgullo y alegría, y luego es un reflejo de lo que ya no eres. No estoy diciendo que haya envidia o celos, pero es una reestructuración: ellas están comenzando su viaje mientras tú estás alcanzando un nivel que, con suerte, es más feliz y tranquilo, pero viene con muchos sentimientos difíciles”, explicaba sobre ese momento en una entrevista reciente con US Magazine. “Me llamaron el rostro de una década. ¿Quién demonios decide eso? Es ridículo. Cuando Rowan era una bebé, la gente decía inmediatamente: ‘Dios mío, no te pareces a tu madre. ¿Cómo es que no te pareces más a tu madre?’. Le has dicho a mi hija que no es bonita porque no se parece a esta persona. Y me estás diciendo que yo ya no soy bonita porque no me parezco a lo que solía parecer. Es una auténtica mierda en todos los sentidos posibles”, añadía sobre el asunto en otra conversación con la revista Real Simple.
Otro de los capítulos lo dedica a hablar del síndrome del nido vacío y cómo se sintió cuando sus dos hijas se fueron a la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte. “Mis chicas tienen muchas habilidades que yo nunca tuve”, escribe en el libro. “Estoy tan orgullosa de haber dejado espacio para que puedan contradecirme, expresar sus sentimientos y no tener miedo de ser juzgadas. Y está bien si no estoy de acuerdo con ellas. Solo tienen diferentes maneras de expresarlo conmigo”, aclaró en Real Simple.
Eso sí, con los años ha aprendido que la invisibilidad puede jugar a su favor. “Cuando los hombres dejan de notarte, es un buen indicador de cómo el mundo en general te va a tratar”, reconocía en US Magazine. “Si no te enfadas por ello y encuentras una manera de aprovecharlo, es una herramienta. Lo encontré una fuente de poder y fuerza definitiva”. En el libro también reconoce que “podemos empujar los límites cuando nos movemos por el mundo sin los ojos vigilantes de todos” y conseguir que desaparezca la presión. “Soy más ambiciosa porque siento que lo merezco más. Todavía me pongo nerviosa por no ser lo suficientemente buena”, defiende en la citada entrevista. Gracias a ello, también ha aprendido a quererse. No ha sido fácil después de haber vivido una adolescencia diferente y haber crecido siendo el objetivo de los flashes. “Nadie puede hacerlo por ti. Y si lo buscas fuera, te empobreces un poco. No es que no puedas sentirte satisfecho, pero existe una gran libertad para encontrar todas las formas en las que te gustas a ti mismo. Y es muy difícil hacerlo”, defiende.
El edadismo de la sociedad le ha llevado incluso a cuestionarse las novedades que le llegaban a los 50, cuando sentía que su vida ya estaba escrita. ¿Tenía ella derecho a aceptar los cambios? Es lo que precisamente refleja en uno de los capítulos, en el que reflexiona sobre cómo se siente el encontrar verdaderos amigos en la vejez. “Ali [guionista de una serie de televisión] y yo nos conocimos cuando yo tenía 50 años. Nos reímos juntas, pero también hemos pasado por momentos difíciles, lo que seguramente es una característica de nuestra edad. Los tiempos difíciles pueden unirte. No voy a negar que me sorprendió desarrollar una amistad tan cercana en esta etapa de mi vida. Se siente como una versión de enamorarse, algo que tal vez no esperes que suceda a los 50″, explica en el extracto publicado en exclusiva por Real Simple.
Con la llegada de la edad adulta decidió que iba a ser ella, y solo ella, la que hablase de su vida. Ya son cuatro los libros que ha publicado, ha protagonizado documentales sobre su historia y ha concedido cientos de entrevistas. Y aun así, parece que le quedaban cosas por contar. Lo ha hecho en este quinto libro, en el que relata episodios hasta ahora desconocidos, como cuando su ginecólogo le recomendó hacerse una reducción del labio vaginal. Desde adolescente, tal y como recuerda, estuvo experimentando molestias, sangrado y rozaduras por su longitud. Todo parecía ir bien en la cirugía, hasta que regresó a la consulta y el médico le informó “orgulloso” que había agregado “un pequeño doble” en su vagina. Un cambio para el que ella no había dado su consentimiento. En otras palabras, le practicó un rejuvenecimiento vaginal para “disminuir el diámetro promedio”, pero no lo denunció. “No quería demandar a ese hombre porque no quería que se hablara de mis partes íntimas, una vez más, en la portada de todos los periódicos”, explica en el libro. Ella es consciente de que esto puede ser una información demasiado privada para compartirla, pero considera que se debe hablar más y mejor sobre la salud de las mujeres y los problemas incómodos. “La vergüenza ya no es una opción”, sentencia.
Brooke Shields está viviendo uno de los mejores capítulos de su mediática vida: éxito en sus proyectos, reconocimiento público y unas hijas que le apoyan y en las que ha encontrado la libertad. No piensa en la retirada. No es una opción para ella. Su edad dorada comienza ahora, y eso que muchos la habían jubilado hace tiempo.
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