'La gran final' parodia la pasión por el balompié de tribus aisladas
El filme de Gerardo Olivares se rodó en Brasil, Níger y Mongolia
Que en el Amazonas brasileño unos indios en taparrabos se pinten en su espalda el nueve de Ronaldo para seguir la final del Mundial de Fútbol de 2002 entre Brasil y Alemania resulta surrealista; más si cabe que unos ganaderos nómadas en Mongolia vayan a caballo con una televisión para seguir el partido, o que unos tuaregs atraviesen medio desierto para conectar el aparato a unos hierros torcidos que deberían servir de antena. Unas historias que suenan a disparate pero que, según Gerardo Olivares que las cuenta en la comedia La gran final, podrían ocurrir. Y es que este documentalista ha vivido situaciones parecidas: "En 2001 conocí a unos ganaderos nómadas en Mongolia, los berkutchis, que seguían los postes de la luz para conectar en ellos su televisión -que se alimentaba con una batería de coche- para ver un culebrón ruso". O recuerda una foto de Ronaldo junto a un Buda que encontró en un monasterio perdido del Himalaya
La gran final, que se estrena hoy y que se pudo ver en la Berlinale 2006 y en el Festival de Cine de Málaga, habla de fútbol pero también de globalización. "No soy especialmente futbolero. Lo más importante es cómo la televisión es una ventana al mundo. Y cómo el fútbol es el único acontecimiento capaz de reunir en una final del Mundial a 3.000 millones de personas delante de la tele", señala Olivares.
El director, que ha realizado numerosos documentales para Canal +, National Geographic y Discovery Channel, no se planteó nunca hacer una cinta de ficción. "Tengo mucho respeto al cine, pero esta película tiene mucho de documental detrás: de cómo vivimos y de cómo somos, y dentro de ese mundo metemos una historia". La fórmula le ha gustado y pretende repetir, pero antes hará un documental sobre la inmigración de África hacia Europa.
Rodar ha sido casi milagroso, especialmente en la selva amazónica, donde tuvieron que reconstruir el campamento en una zona de mejor acceso ante la imposibilidad de adentrarse. "La mayoría de los actores era la primera vez que veían una cámara. Les conocía de otras ocasiones. Si un desconocido les hubiese hecho la misma propuesta, probablemente se hubiera vuelto con las manos vacías", se alegra el director, que desechaba las tomas si la tercera vez no salía, para que los debutantes -sobre todo, los tuaregs, excelentes actores- no sobreactuaran.
En junio, La gran final se estrenará en Brasil y en Alemania la fecha está por confirmar. "Que haya coincidido con el Mundial de Alemania ha sido simple coincidencia, no hay marketing detrás", asegura Olivares.
Babelia
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