Israel acusa a Hamás del atentado, pero descarta atacar al Gobierno palestino
Olmert decide revocar el permiso de residencia en Jerusalén de los diputados islamistas
"El Gobierno palestino de Hamás es el responsable del atentado terrorista". Éste es el principal mensaje del gabinete restringido de seguridad israelí que se reunió ayer de urgencia en Jerusalén, tras el atentado suicida que causó nueve muertos el lunes en Tel Aviv. El primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, descartó de momento atacar las instituciones de la Autoridad Palestina y se limitó a revocar el permiso de residencia de los diputados de Hamás en Jerusalén. Las operaciones militares se centrarán básicamente en la Yihad Islámica, autora del último atentado, el séptimo en 14 meses.
Ehud Olmert, en su primer gran examen desde que ocupa la jefatura en funciones del Gobierno, desestimó la petición de la cúpula militar de declarar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como "entidad terrorista y Estado enemigo". El jefe del Estado Mayor del Ejército, Dan Jalutz, sugirió una operación inmediata contra instalaciones y dirigentes de la ANP, incluyendo representantes electos de Hamás, mientras que la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, defendió una postura más moderada y que "sea más inteligente y entendible por la comunidad internacional".
Olmert se decantó por esta opción de contención, descartó una operación terrestre a gran escala y accedió a la idea de Livni de revocar el permiso de residencia a los diputados de Hamás que viven en Jerusalén Este. Un proceso que no sería inmediato ya que los tres diputados, entre ellos el conocido jeque Mohamed Abu Ter, tendrían antes la oportunidad de dimitir de la organización integrista y de sus escaños. De lo contrario, como se prevé, su expulsión será inminente. Abu Ter no escondió su ira por esta decisión, que calificó de "arrogante y barriobajera", y se refirió al atentado suicida en Tel Aviv: "No es culpa de los palestinos. Israel y la ocupación son los responsables únicos. Antes de esta acción, las tropas israelíes mataron a 18 palestinos en tres días".
En el seno del Ejecutivo israelí se considera la justificación del atentado por parte de Hamás como "una prueba más de que el Gobierno palestino no sólo no condena el terror sino que lo promueve". En el comunicado difundido ayer, Olmert no excluye atacar en un futuro a los miembros del grupo integrista. "No hay diferencias entre grupos terroristas. El que esté involucrado en atentados terroristas será detenido o abatido". Raanan Guissin, portavoz del Ejecutivo, no descartó como interlocutor al presidente palestino, Mahmud Abbas, pero le lanzó un mensaje: "Pese a que el Gobierno está en manos de Hamás, todavía tiene autoridad para combatir el terrorismo".
Respecto a las medidas militares, no hubo palabras pero, sí empieza a haber hechos. Ayer, las tropas israelíes detuvieron a 38 activistas de diferentes facciones palestinas, incluyendo al padre y al hermano de Sami Salim Mohamed, el joven terrorista que se inmoló en Tel Aviv. Se han multiplicado los puestos de control aislando prácticamente el norte de Cisjordania, y 500 soldados se han unido al dispositivo militar en una operación que tiene como objetivo la infraestructura de Yihad y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, las milicias de Al Fatah, en las zonas de Yenín y Tulkarem. Los oficiales israelíes han diseñado un plan que evite prácticamente el paso de palestinos de estas dos ciudades a otras zonas de Cisjordania. Asimismo, añadieron que se acelerará la construcción del muro en torno a Jerusalén y que continuarán con los asesinatos selectivos contra activistas y dirigentes políticos de la Yihad en la franja de Gaza.
En la reunión, el jefe de los servicios secretos (Shin Beit), Yuval Diskin, alertó ante nuevos ataques y expuso cifras: "Desde la subida al poder de Hamás, la motivación de los palestinos por cometer atentados ha aumentado. Desde enero hemos detenido a 88 terroristas que estaban preparados para inmolarse, una media de casi uno por día. Once de ellos fueron interceptados en el último momento". La policía ha logrado enterarse de 78 planes para cometer atentados, 14 de los cuales eran muy precisos.
En la arena palestina, el atentado de Tel Aviv reflejó el cisma entre las dos cabezas del poder, Abbas y el Gobierno de Hamás. Ayer, el número dos de esta organización, Musa Abu Marzuk, criticó desde Damasco al presidente palestino por su condena de la acción suicida. "Fue precipitada. Tendría que haber pedido a Israel que pusiera fin a las agresiones, los asesinatos, las detenciones y la política de hambre contra el pueblo palestino". Dos facciones palestinas exigieron a Abbas una disculpa ya que, en su opinión, la condena del atentado "es una afrenta a la sangre de los mártires".
Repunte de la violencia
Ayer, en la reunión de su Gabinete en Gaza, el primer ministro, Ismail Haniya, rompió su silencio para atacar a Israel. "La ocupación israelí es la responsable del repunte de la violencia en los territorios palestinos", afirmó antes de predecir que "tenemos indicios de que aumentarán sus ataques contra nuestro pueblo. Pido la intervención internacional para evitarlo". El responsable de Interior, Said Siam, añadió: "No tenemos sus aviones ni sus misiles, pero resistiremos con cualquier medio a nuestro alcance frente a la arrogancia de los israelíes".
Sin embargo, de puertas para adentro, atrapado entre la espada y la pared, Hamás está intentando convencer a Yihad Islámica para que "frene temporalmente" los atentados en Israel. Del éxito de su capacidad de persuasión depende el futuro de su Gobierno. Lo que si es cada vez más probable, como refleja la prensa local, es "un tercer e inevitable asalto de violencia y derramamiento de sangre entre israelíes y palestinos".
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