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Berlusconi busca romper la coalición de Prodi para impedir que gobierne

D'Alema admite que el centro-izquierda no puede imponer condiciones

Enric González

"Silvio Berlusconi debe reconocer su derrota y, después de lo que dijo sobre las irregularidades, debe también pedir excusas". Romano Prodi mantuvo ayer su posición de intransigencia, a la espera de que el presidente del Gobierno aceptara al fin su derrota en las elecciones. La realidad, sin embargo, no parecía tan nítida como la dibujaba Prodi. Berlusconi lanzó una nueva oferta de cooperación dirigida a ahondar las divisiones en el centro-izquierda, cuya exigua mayoría en el Senado pronosticaba una legislatura tormentosa y breve.

Massimo d'Alema, presidente de los Demócratas de Izquierda y uno de los más astutos políticos italianos, fue el primero en admitir que el centro-izquierda no estaba en condiciones de imponer sus criterios y propuso el jueves, desde las páginas del Corriere della Sera, una negociación entre ambas coaliciones para pactar el nombre del sustituto de Carlo Azeglio Ciampi como jefe del Estado. La oferta parecía bastante obvia, pero tenía un alto valor simbólico: era una rama de olivo ofrecida a Berlusconi tras unas semanas de alta tensión y nulo diálogo.

Il Cavaliere respondió ayer, a través de una carta remitida al mismo periódico, con una nueva propuesta de "entendimiento parcial, limitada en el tiempo, para afrontar los compromisos institucionales, económicos e internacionales más urgentes". Es decir, elección del presidente, presupuestos para 2007 y retirada parcial de Irak. "Estamos ante un bloqueo, ante una situación en la que, al menos sobre la base del voto popular, no hay vencedores ni vencidos", insistió Berlusconi, cuya coalición obtuvo más votos pero menos escaños que el centro-izquierda.

Mensajes

Lo que pensaba Prodi de Berlusconi resultaba evidente. Lo que pensaba de d'Alema podría deducirse de los antecedentes históricos: el dirigente ex comunista aprovechó en 1998 la caída del Gobierno de Prodi para hacerse con el cargo de primer ministro. Berlusconi y d'Alema, además, se respetaban desde siempre y mantuvieron abiertos los canales de comunicación incluso en las situaciones más crispadas. Los mensajes entre ambos, por diario interpuesto, inquietaron al Professore: "Corresponde a Prodi la paternidad de la invitación al diálogo a la Casa de las Libertades", precisó Silvio Sircana, portavoz del próximo presidente del Gobierno.

La política italiana es de principios cortos y memoria larga. Nadie ha olvidado que el primer Gobierno de Berlusconi, entre 1994 y 1996, tenía una mayoría tan justita como la obtenida ahora por el centro-izquierda. Aquel Gobierno duró dos años. Y la coalición prodiana no es un prodigio de coherencia: ayer se recrudecieron las discusiones internas sobre la ley de flexibilidad laboral, que unos querían abolida, otros reformada y otros intacta, sobre las pensiones e Irak.

Incluso publicaciones de orientación progresista como L'Espresso empezaron a llamar a Prodi con el diminutivo Prodino, y en los partidos seguía oliéndose a campaña electoral, pese a que las urnas cerraron el lunes. La inminencia de las municipales (mayo) y la posibilidad de que en un plazo breve hubiera que disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones generales empujaba a los partidos a moverse tácticamente, con la vista puesta en el desempate.

El único con la vista en el estricto presente era Prodi. Él mismo dijo que para él un empate supondría una derrota, y ha habido un práctico empate. El ejemplo de la reñidísima victoria de George Bush sobre Al Gore no valía para Italia, porque Bush tenía una amplia mayoría parlamentaria e Il Professore no. Si hubiera que convocar nuevas elecciones el año próximo, Prodi no sería ya el candidato del centro-izquierda. Y eso empezaba a pesar sobre su autoridad actual. La negativa de Ciampi a encargarle de forma inmediata la formación de Gobierno acentuaba la fragilidad de Prodi.

Berlusconi saluda durante el partido del sábado entre el Inter y el Milan.
Berlusconi saluda durante el partido del sábado entre el Inter y el Milan.REUTERS

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