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El viaje imposible del 'Guernica'

El mundo del arte rechaza la petición del Gobierno vasco de un traslado temporal de la obra

En 1995, Japón solicitó el Guernica para el 50º aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki. Poco después, Francia intentó que el cuadro viajara a París para una gran retrospectiva de Picasso en el Pompidou. En 1996, el Guggenheim de Bilbao lo reclamó para su inauguración. La respuesta siempre fue negativa. El cuadro más famoso del pintor más relevante del arte contemporáneo, uno de los símbolos del siglo XX y de los horrores de la guerra, es, como el propio Picasso lo definió, un cuadro "herido". Su extrema fragilidad fue constatada en el informe que en 1997 realizaron los conservadores del Museo Reina Sofía. "Aquel concienzudo informe demuestra la vulnerabilidad del cuadro. Así que no hay más que decir", señala Miguel Zugaza, director del Prado.

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"No es una cuestión de voluntad, sino de oportunidad. No es que no suenen las campanas, es que no hay campanas...", añade Zugaza. "Es algo estrictamente técnico y, además, deben ser siempre y únicamente los técnicos del Reina Sofía sus responsables".

El Gobierno vasco acordó el martes pedir oficialmente a Cultura la cesión temporal del Guernica para el próximo año. La oficina de la portavoz y consejera de Cultura, Miren Azkarate, no pudo concretar ni proporcionar los informes técnicos en los que basó su afirmación de que el traslado tiene "todas las garantías" gracias a "las tecnologías del siglo XXI", informa Isabel C. Martínez.

"El cuadro está exactamente igual que cuando se elaboró ese estudio ya que sólo se han realizado trabajos de mantenimiento", señalaron ayer en el Reina Sofía. Poco después de aquel informe se realizó un simposio que ratificó sus conclusiones y que dejó claro que la obra no debía moverse.

"Es un error pedirlo y transmitir a la opinión pública la sospecha de que los motivos por los que no se cede el cuadro son políticos y no técnicos", señala José Guirao, director del museo cuando se encargó dicho estudio. "Es persistir en el error y además es una falta de respeto a la profesionalidad de los que elaboraron el informe, que fue contrastado internacionalmente".

"El lienzo del Guernica se ha quitado del bastidor 40 veces. El problema es, sobre todo, su rigidez, producida por la cera que se le aplicó en el MOMA para restaurarlo. El MOMA practicó en 1957 la restauración que entonces se consideraba mejor pero que ha sido, con el paso de los años, muy mala para su conservación", asegura el historiador holandés Gijs van Hensbergen, autor del libro Guernica. La historia de un icono del siglo XX (Debate).

Las heridas del Guernica se deben en su mayoría a los numerosos viajes que durante años realizó para recaudar fondos para refugiados españoles. Su superficie está cuarteada casi en su totalidad, "con un claro predominio de grietas paralelas en sentido vertical", según el texto del informe sobre su estado. En 1958, Picasso dio instrucciones al MOMA de que el cuadro no se moviera más. Sólo para su regreso a España.

Felipe Garín, ex director del Prado, fue el responsable del operativo del traslado desde el Casón del Buen Retiro (donde llegó en 1981) hasta el Reina Sofía. Según él, un nuevo traslado sería "complejísimo". "Me remito al estado del cuadro en 1981. Entonces el estado del bastidor era muy endeble. Quizá hoy técnicamente sea menos complejo que en 1992 pero cualquier manipulación, incluso dentro del museo, es delicadísima. El enorme tamaño del cuadro crea un efecto vela que puede causar daños irreparables".

"El Guernica es una de las grandes obras del siglo XX y lo que es importante es su conservación y preservación. Hay que pensar en las generaciones futuras, dentro de 50, 60 y 100 años", señala Bernardo Laniado-Romero, director del Museo Picasso de Málaga.

"Cualquier traslado del cuadro puede ser un desastre", afirma el artista Juan Genovés. "Yo entiendo el valor político del cuadro pero sería un desastre moverlo. Eso sí, los políticos pueden hacer lo que quieran porque, en realidad, lo que menos les interesa es el cuadro". Otro artista, Luis Feito, incide en lo mismo: "Se ha abusado de una manera increíble del trasteo de cuadros de un sitio a otro. No sólo con el Guernica. Es vergonzoso. El Guernica no debe de moverse de donde está, ya se ha movido bastante. Debe quedarse donde está. Que lo dejen en paz".

Por otro lado, el director del Guggenheim, Juan María Vidarte, se refiere a los pronunciamientos de diferentes expertos internacionales que mantienen "una posición más abierta", como Stefan Michalski, del Canadian Conservation Institute, o Stephen Hackney, de la Tate Gallery, o James Codington, del MOMA, y cita el informe que acompañó hace 10 años la propuesta anterior de traslado del cuadro, aunque habría que "actualizarla y mejorarla". "Tengo absoluta confianza en que el cuadro podría viajar, exhibirse y volver sin deterioro", afirma Vidarte, que recuerda que el Guernica no se enrollaría, se trasladaría en su propio bastidor, introducido en un embalaje, a modo de cámara, con todas las medidas de protección en cuanto a temperatura, mantenimiento de la humedad y sistema antivibraciones. Vidarte mantiene, si no la expectativa, sí "la esperanza", y cita el caso de la Dama de Elche, cuyo traslado se denegó en la misma época y por similares razones y ha terminado siendo posible.

Visitantes del Reina Sofía contemplan el <i>Guernica</i> ayer en Madrid.
Visitantes del Reina Sofía contemplan el Guernica ayer en Madrid.MANUEL ESCALERA
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