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Mandos militares consideran urgente que Alonso refuerce las tropas en Afganistán

La violencia se extiende a la provincia bajo control español con el asesinato de cinco sanitarios

Miguel González

El relevo al frente del Ministerio de Defensa -José Bono entregará hoy la cartera al ex responsable de Interior José Antonio Alonso- ha llegado en un momento crítico. Todas las alarmas de seguridad se han encendido ante la extensión de la violencia al oeste de Afganistán. Un coche bomba mató el sábado a tres personas en Herat y cinco sanitarios fueron asesinados esa noche en Badghis, en lo que constituye el primer ataque en la provincia bajo responsabilidad española. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, reclamó hace una semana un mínimo de 140 soldados de refuerzo.

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Desde hace más de un mes, una sección de la Brigada de la Legión está lista en Viator (Almería) para partir de inmediato hacia Afganistán y reforzar a sus compañeros del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) en Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badghis, la más pobre y remota del país.

Desde hace tiempo, los informes de inteligencia vienen advirtiendo del recrudecimiento de la violencia. Entre otros factores, influyen la retirada del general invierno, que hasta ahora dificultaba los movimientos de los insurgentes; y el aumento de la presión en el sur, donde se están desplegando las tropas de la OTAN, lo que empuja a los talibanes a buscar zonas en teoría peor protegidas.

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El pasado 8 de marzo, EL PAÍS ya publicó que Defensa planeaba reforzar con 200 militares el contingente de 540 efectivos desplegados en Afganistán. Sin embargo, la medida quedó en suspenso; entre otras razones, porque una decisión de este tipo debe ser aprobada por el Congreso, según la nueva Ley Orgánica de la Defensa Nacional, en vigor desde noviembre pasado.

Finalmente, hace una semana, el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), general de Ejército Félix Sanz, puso en marcha el proceso al elevar al hasta hoy ministro de Defensa, José Bono, la petición de que se envíen al menos 140 nuevos soldados. Se trata de la cifra mínima, ya que la máxima ronda los 250.

En concreto, se trata de reforzar la seguridad del destacamento de Qala-i-Naw, que sólo cuenta con cuatro pelotones (unos 30 legionarios) para tareas de protección; y también la de la base de Herat, donde se quiere establecer un destacamento aéreo con un avión de transporte C-295.

A los mandos militares consultados les preocupa que la sustitución de José Bono por José Antonio Alonso suponga un nuevo frenazo para esta iniciativa; pues lo lógico es que el nuevo ministro de Defensa quiera revisar el asunto antes de llevar al Parlamento una decisión de por sí polémica.

El problema es que la demora acumulada ha convertido la desición en urgente. Los temores expresados en los informes de inteligencia ya se han materializado.

El pasado sábado, el centro de coordinación regional de la OTAN en Herat sufrió un atentado suicida con un coche bomba, que mató a tres afganos (el terrorista, un guardia de seguridad y un transeúnte) e hirió a siete personas (entre ellas, un civil italiano). Aunque la mayoría de los militares destacados en dicho centro son italianos, también hay nueve españoles, que no sufrieron daños. A 19 kilómetros de Herat se encuentra además la Base de Apoyo Avanzado (BSF), con unos 350 militares españoles.

De otro lado, en la noche del sábado al domingo, cinco empleados del Ministerio de Sanidad afgano (un doctor, tres enfermeras y un conductor) fueron asesinados a tiros en Badghis, según explicó ayer el gobernador provincial. Un hecho similar, el asesinato de cinco colaboradores de Médicos Sin Fronteras, en junio de 2004 también en Badghis, llevó a dicha organización no gubernamental a abandonar Afganistán tras 24 años de permanencia en el país.

El gobernador culpó a los talibanes del atentado, que se produjo en una clínica financiada por ONG occidentales, a la que los agresores prendieron fuego.

Para el Ministerio de Defensa es una noticia muy grave. Se trata del primer ataque en muchos meses en la provincia de Badghis, cuya seguridad está bajo responsabilidad española y que hasta ahora había conseguido mantenerse a salvo de la ola de violencia.

La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) tiene proyectos en marcha en Qala-i-Naw por 10 millones de euros al año, pero las obras (un hospital, una carretera o una conducción de agua) no podrán desarrollarse sin la protección de las tropas.

El atentado, que se produjo en aldea de Darrah-i-Burn, a unos 30 kilómetros al noroeste de Qala-i-Naw, demuestra además que los soldados no pueden seguir recluidos en la capital si España quiere atender su compromiso de dar seguridad a toda la provincia, con 20,000 kilómetros cuadrados.

Finalmente, un empeoramiento súbito de la situación podría convertir Qal-i-Naw en una ratonera para las tropas españolas: se emplean casi diez horas en recorrer los 150 kilómetros que la separan de Herat y el aeródromo se cierra en cuanto empeora el tiempo. Por ello, mandos militares consideran imprescindible construir cuanto antes la carretera e instalar ayudas a la navegación aérea.

José Bono besa la bandera española en su despedida como ministro de Defensa.
José Bono besa la bandera española en su despedida como ministro de Defensa.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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