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El ruido en Arganzuela aumenta un 33% por las obras de la M-30

El PSOE dice que la situación en la zona es insoportable

Daniel Verdú

El portavoz adjunto socialista Óscar Iglesias denunció ayer la "insoportable" contaminación acústica que padece el distrito de Arganzuela desde que hace dos años se iniciaron las obras de la M-30. Según Iglesias, "los niveles de ruido en este distrito han aumentado un 33% en dos años por culpa de las obras, pasando de los 67 decibelios que registró en 2003 la red municipal de medición de la contaminación acústica, a los 89 decibelios de media".

La denuncia socialista llega pocos días después de que la Comisión Europea haya abierto un expediente a España por no haber realizado estudio de impacto ambiental antes de iniciar las obras de reforma de la M-30.

Para Iglesias, "la situación acústica actual del distrito de Arganzuela es dramática para sus vecinos", ya que prácticamente en el 100% de su superficie se superan los 65 decibelios que fija la Organización Mundial de la Salud como máximo tolerable para la salud. En el resto de la ciudad este límite se supera en el 58% de su superficie.

Ante las quejas de numerosos vecinos, el grupo municipal socialista ha realizado una serie de mediciones en 10 zonas distintas del distrito de Arganzuela con los siguientes resultados: plaza del Molino, 1: 88,7 decibelios; plaza de Legazpi: 91,2; paseo de las Delicias, 145: 93; Plaza de Italia: 83,5; avenida del Planetario en la confluencia con Embajadores: 84,4; puente de Praga: 84,4; puente de Toledo: 89,8; glorieta de Embajadores: 82,1; Atocha (acceso a cercanías): 93,8; Méndez Álvaro, acceso M-30: 98,1.

La media es de 88,9 decibelios, cuando la Ordenanza Municipal contra la Contaminación Acústica de mayo de 2004 permite para emisores acústicos fijos un ruido máximo de 70 decibelios y la Organización Mundial de la Salud recomienda un máximo de 65 decibelios.

El grupo municipal socialista también ha realizado varias mediciones en el paseo de la Virgen del Puerto, afectado por la obra de construcción de un colector en la margen izquierda del río Manzanares, que se realiza con maquinaria y grupos electrógenos funcionando a una distancia de entre dos y cinco metros de las fachadas.

En el paseo de la Virgen del Puerto, por ejemplo, entre los números 41 y 49, se han detectado 105 decibelios de ruido máximo, un 50% por encima de lo que permite la ordenanza y superando el nivel de los 100 decibelios en el que el ruido puede perjudicar gravemente la salud.

Iglesias denuncia, asimismo, que el gobierno municipal está ejecutando las obras de la M-30 sin haber instalado una sola pantalla acústica protectora, incumpliendo sistemáticamente el artículo 41.3 de la Ordenanza Municipal contra el Ruido que prohíbe realizar obras sin estos aislamientos.

El edil socialista ha pedido "la urgente elaboración de un plan contra el ruido en el distrito de Arganzuela, consistente en insonorización de las viviendas mediante pantallas acústicas, y la paralización de los trabajos a partir de las doce de la noche en las zonas de obra situadas a menos de 50 metros de las viviendas del distrito".

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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