El 10% de la superficie de Euskadi cuenta ya con la protección de ser parque natural
Los ecologistas critican la falta de control de las administraciones en las ocho áreas declaradas
Casi el 10% de la superficie de la comunidad autónoma cuenta ya con el máximo grado de protección ambiental, tras la declaración, el pasado martes, del octavo parque natural, el de la sierra de Aizkorri-Aratz, entre Guipúzcoa y Álava. El Gobierno ultima los trámites de otro parque en la zona de Carranza, reivindicado desde hace diez años. Pese al incremento de estos espacios, los colectivos ecologistas se muestran críticos por la actuación de la administración, a la que reclaman un mayor control de los existentes y un estudio que determine nuevas zonas que se deben proteger.
El parque natural es la figura de mayor protección medio ambiental sobre zonas de especial valor ecológico o paisajístico, aunque existen otros modelos de defensa de estos espacios. Euskadi tiene protegidas 58 zonas, los incluidos en la Red Natura 2000, el instrumento aprobado hace 13 años por la Unión Europea para conservar los hábitats naturales. Suponen más de 146.000 hectáreas, el 20% de la superficie de la comunidad autónoma, que afecta a territorio de 152 de los 251 municipios vascos.
Los parques naturales ocupan ahora 70.900 hectáreas, casi el 10% de las 723.400 hectáreas de superficie total en Euskadi. El primero data de hace 17 años. Fue en 1989 cuando el Gobierno aprobó la declaración del de Urkiola, con una superficie de casi 6.000 hectáreas. En la década de los 90 siguieron las declaraciones de otros seis parques: tres en Guipúzcoa -Aralar, en 1994; Aiako Harriak (las Peñas de Aia) en 1995 y Pagoeta en 1998-, otro, Gorbea, compartido por Vizcaya y Álava, en 1994, y dos en Álava (Valderejo en 1992 e Izki en 1998).
Esta figura fue vista inicialmente con recelo por los ganaderos, agricultores y vecinos de estas zonas por las limitaciones de uso que supone, aunque las reticencias se ha ido disipando en gran medida, según los responsables de las administraciones vascas. Lo que ha conseguido la declaración de parques naturales es un aumento de los visitantes -el de Gorbea (el más extenso, con 20.000 hectáreas) tiene cerca de 300.000 usuarios al año- y la creación de actividades económicas sostenibles antes no existentes y vinculadas al ocio y el turismo,
La mayoría de la superficie de estos parajes es principalmente de propiedad pública. En los de Izki y Pagoeta alcanza el 97%, y en Valderejo y Gorbea ronda el 80%. Pero hay otros casos, como Urkiola, donde el 68% del parque está en manos de propietarios privados.
El Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, tras la aprobación el pasado martes del parque de Aizkorri-Aratz -el segundo más extenso, con 13.000 hectáreas (10.000 en territorio guipuzcoano y 3.000 de Álava-, ultima la protección del de Armañón, en la zona vizcaína de las Encartaciones. "Ambos llevan ya diez años de tramitación", señala un portavoz de Ekologistak Martxan, el principal grupo ecologista vasco, que se queja de la tardanza en la protección de los espacios naturales en el País Vasco.
Este colectivo muestra su desacuerdo con la política del Gobierno, "porque hay algunas zonas que también requieren protección y no hay nada que indique que vayan a declararse parques, aunque igual tienen más valores que los que hay", señala un portavoz.
Presión de visitantes
Los ecologistas se quejan de la falta de control en los parques naturales declarados, donde, a su juicio, se permite una excesiva afluencia de personas o la existencia de canteras y plantaciones forestales que alteran los parajes. "A veces la declaración como parque es contraproducente. Esto ha sucedido en Valderejo, donde el Gobierno ha reconocido que ha estado en el límite de su afluencia y ha habido problemas con las aves rapaces". El portavoz de Ekologistak Martxan destaca también los problemas detectados en el Gorbea, con personas que entran en el parque "en moto y quads", unas prácticas prohibidas por los daños que causan.
Las canteras son otros de los enemigos de estos parajes, apuntan los ecologistas. En Urkiola ocupan las franjas de protección, "y algunas ya están entrando en el parque". "Incluso han cambiado los límites para permitir ampliaciones de canteras". Ekologistak Martxan censura que en el paraje de Armañón, hace dos años, se permitió la ampliación de una explotación de este tipo en el límite de lo que será el parque natural y que existe otra mina-cantera en el interior.
A estas actividades industriales se unen las plantaciones forestales que persisten en el interior de estos parajes. El colectivo ecologista censura que, pese a la protección administrativa, la explotación forestal "se hace de la misma manera". Relatan un caso de una zona kárstica (formaciones fósiles que si se dañan son imposibles de recuperar) en Urkiola, que resultó afectada por la construcción de pistas con maquinaria pesada. "No se ponen medidas de control para evitar que se deterioren".
Ekologistak Martxan reclama al Gobierno vasco la elaboración de un estudio "real" sobre los parajes que merecen protección. Es lo que ha pasado en la sierra de Ordunte (entre Vizcaya y Burgos), donde se ha paralizado la instalación de un parque de energía eólica por razones ambientales. "Este espacio debería ser parque, y con ese proyecto se han puesto de manifiesto valores ecológicos que nosotros ya sabíamos que había". A su juicio, existen más espacios que deben ser declarados parques. Junto a ello, piden la extensión de otras figuras de protección, como los biotopos, que se aplica a zonas de reducido tamaño.
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