Profesionales del libro analizan los gustos de los lectores
Arranca la Conferencia Europea sobre la Promoción de la Lectura
Se habló del fenómeno Harry Potter, de la fiebre tecnológica que se expande y de las desalentadoras cifras de los hábitos lectores de la población europea. Pero los editores, libreros, periodistas, publicistas y representantes de instituciones públicas de una decena de países de la Unión Europea, reunidos ayer en la Conferencia Europea sobre Promoción de la Lectura, que termina hoy en la Casa de América de Madrid, quisieron ampliar el análisis sobre el presente y el futuro. El marco de este encuentro fue la conferencia Reimaginando la lectura, como parte del programa de la Comisión Europea Cultura 2000.
Los cerca de 20.000 millones de mensajes de móvil escritos el año pasado en España, en su mayoría entre jóvenes, llenaron de optimismo al creativo publicitario Chema Herrera, que no dudó en afirmar que "la juventud actual es la que más escribe de la historia y la que más lee". Herrera apoyó sus afirmaciones en datos como que "el 86% de los que entran en Internet lo hacen para leer". "Tendremos que reinventar la estadística, o al menos las pregunta tipo ¿qué libros lees?, por otras que recojan más exactamente lo que está pasando. Por ejemplo, ¿qué blogs lees? o ¿qué diarios electrónicos consultas?", propuso Herrera.
El informe sobre la promoción de la lectura en Europa elaborado por Luis González Martín, director adjunto de la Fundación Sánchez Ruipérez, también incide en esta cuestión. Tras la inauguración de las jornadas a cargo de Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, González Martín abrió la primera sesión con la exposición de las conclusiones de su estudio. Los datos en los que se apoya, facilitados por el Ministerio de Cultura, abarcan a 15 países de la UE, y según el autor ponen de manifiesto la dispersión de la información.
No hay consenso entre lo que es lectura y lo que no lo es, ni tampoco sobre el significado concreto de la promoción de esta actividad en la UE. De lo que no cabe duda es de la necesidad de sistematizar las encuestas sobre los hábitos lectores de los ciudadanos para orientar las políticas futuras. "En las encuestas, cada metodología es diferente, ni siquiera coinciden en la franja de edad. No se puede establecer una comparación sólida entre los países. Es necesario que la UE promueva un estudio potente de los hábitos de lectura con una metodología homogénea. Además, en las encuestas se aprecia una obsesión por lo cuantitativo. Se centran en preguntar cuánto se lee. Deberían tratar más lo cualitativo: por qué la gente lee, a qué hora lo hace o en qué siente que le ayuda la lectura", señaló.
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